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Siempre ha sido la princesa del pop, esa niña dulce que era capaz de vestirse con un traje rojo de látex. La que compuso temazos como "Oops! I Did It Again", "Baby One More Time" o "I'm Not A Girl, Not Yet A Woman". Fue pionera en ir a juego con su novio, Justin Timberlake, besó a Madonna y actuó ella solita en la Super Bowl. Pero algo pasó con Britney Spears. De la noche a la mañana, se rapó la cabeza, le quitaron a sus hijos y perdió su autonomía legal. Hay quien dice que no es todo oro lo que reluce, y el documental "Framing Britney Spears" lo ha dejado bien claro.
Britney fue perdiendo brillo poco a poco. Nadie lejos de su círculo sabía qué era lo que le pesaba, pero consumía drogas, aparecía borracha en sus conciertos y sufría lesiones. Y el público, en vez de preguntarse qué pasaba con ella, se mofaba de su "falta poca de cordura", de sus "locuras" e incluso entendía que hubiera perdido (parcialmente) la custodia de sus hijos. Sin hablar que, desde 2008, el padre de Britney, un señor que nunca mantuvo contacto con ella y que Britney odiaba (al menos, eso es lo que ha dicho en varias entrevistas) se hizo con su custodia y pasó, no solo a supervisar sus cuentas, sino también sus decisiones. Por lo cual, la princesa del pop estaba "loca", pero no dejó de trabajar.
Por esa razón no nos extraña que surgieran movimientos como el de #FreeBritney, donde los usuarios de las redes sociales le mandaban señales a la cantante que esta correspondía. Eso levantó sospechas, hasta que llegó "Framing Britney Spears", un documental financiado por el diario The New York Times en la plataforma Hulu que, por el momento, no podremos ver en España. No obstante, esto es lo que sabemos y también lo que hemos aprendido.