Que todo lo que nos quite años sin necesidad de acudir a un bisturí, sea bienvenido. Gracias a la ropa y los accesorios (bien escogidos) podemos vestir bien y conseguir looks súper juveniles que harán que parezcamos tener hasta 10 años menos. A veces, no se trata de que la ropa haga más joven, sino de algunas claves que nos hacen menos mayores. Estos son los trucos de estilismo para quitarnos diez años de encima directamente, solo con ropa y accesorios. ¡Atenta!
Claves para parecer más joven
- Apuesta por ropa sencilla, a veces el exceso de ornamentación da esa sensación de recargado que muchas veces se relaciona con persona mayor. Menos es más y tu outfit ha de mantenerse lo más sencillo posible.
- Enseña los hombros. Una de las partes más sexys de una mujer son los hombros y la clavícula y mostrar ambos orgullosa es todo un acierto. Además, estás muy de suerte porque el escote bardot es tan de moda otra vez, que te va a costar resistirte a todas las propuestas en tops y blusas que hay con este diseño.
- Combina accesorios a lo loco. No solo tienes que mezclarlos sin que te parezca que peguen, sino que tienes que salir de tu zona de confort y hacerte con bolsos, gafas y zapatos que jamás habrías llevado antes. Tienen que gustarte, por supuesto, pero que tengan ese toque atrevido que normalmente te hubiese echado para atrás.
- El poder de un mono. ¿Alguna vez habías pensado que esta pieza por sí sola podía tener tanto poder? Pues sí. Si no tienes ninguno, asegúrate de ver la selección que hemos preparado para ti. Te va a dar el toque juvenil que buscas.
Al final, todo se reduce a encontrar aquello que te hace sentir bien por dentro y por fuera. Tienes que dar con el equilibrio entre lo que te gusta y lo que sabes que te sienta mejor. Muchas veces, entramos en una zona de confort TAN cómoda, que pensamos que lo que llevamos siempre es lo que mejor nos queda pero, muchas veces, no nos hace justicia alguna. Ten en cuenta nuestros claves y quítate 10 años de encima solo con ropa y accesorios que ya tienes en el armario.
Por Carmen Santaella