Los que me conocen lo saben. Estoy bastante obsesionada con los olores de mi casa. Vivo en un piso con la cocina abierta y, aunque es muy práctico, los malos olores que genera cocinar pescado o el cubo de la basura, por ejemplo, me traen por el camino de la amargura. ¡Hay veces que se me quitan hasta las ganas de cocinar! Además, tengo un precioso gatito que con su comida y su arenero también contribuye a exagerar mi cruzada anti malos olores.
A lo largo de los años he probado muchos productos y técnicas para tratar de mantener a raya los malos olores y te voy a contar los que a mí sí me funcionan. Y, spoiler, ninguno es encender una vela –aunque me encantan, eh, pero para cuando la casa ya huele bien– o pulverizar ambientador por toda la casa. Porque, a mi parecer, no hay nada más desagradable que tratar de enmascarar un mal olor con la fragancia potente de un ambientador artificial. ¡Vamos allá!