Planchar es todo un arte, esto ya lo tenemos todas clarísimo. Y es que, es probable, que a ti no te queden las camisas tan perfectas e impolutas como a tu madre. Tú, y no estás sola en esto amiga, no solo sientes verdadero pavor ante el cesto de ropa recién lavada y seca que sigue creciendo de forma monstruosa, sino que cuando das el paso y te pones manos a la obra acabas frustrada porque el planchado no te queda como te gustaría. Pues bien, ahora que vienen días de estar en casa quizás es el momento de enfrentarte a esa montaña de ropa que tienes por planchar en casa y, oye, toda ayuda es poca.
Por eso queremos hacerte llegar este trucazo para que la plancha no se convierta en tu peor pesadilla y, lo que es mejor, que cuando termines con tu colada, planchado y organización de armarios, te sientas tan bien y plena como esa amiga que presume de planchar a las mil maravillas y tener su ropa siempre perfecta. Un tip de hogar que siempre ha estado ahí y nosotras sin saberlo, y que cuando pruebes, marcará un antes y un después en tu vida. Pero, ¿de qué estamos hablando? Pues, aunque no lo creas... ¡del vinagre!