Un puente entre el interior y el exterior
Como escenario, hemos escogido un invernadero porque nos encanta tender un puente entre el exterior y el interior, entre lo que sucede fuera y lo que vivimos por dentro, entre el cuerpo y el alma... Y sobre todo, porque está lleno de luz y de naturalidad, como nuestra revista y como tú.
La esencia de la decoración del ambiente que hemos creado se basa en un suave juego de contrastes entre la rotundidad de la mesa de madera, pintada en color lavanda y vestida en tonos blancos, y las sillas de hierro antiguas de inspiración romántica. Y todo, aderezado con un toque vintage, porque nos gusta mirar hacia el futuro sin dar la espalda al pasado.
Una mesa clara y repleta de luz
- Para vestir la mesa, nos hemos decantado por una colcha de estilo provenzal de color blanco, dispuesta de forma triangular. Esta disposición, junto con el dibujo de la colcha, rompe la rigidez y permite ver las patas de la mesa. Otra opción es usar una sábana, por ejemplo.
- Las servilletas son unas antiguas de encaje bordado. Como servilletero, hemos optado por unas pinzas de hierro envejecido con motivos vegetales que hacen un guiño al invernadero. Y hemos utilizado unas servilletas de lino en color crudo para adornar botellas o hacer un hatillo con el pan.
- La vajilla mezcla piezas blancas con otras de cristal de distintas formas y tamaños. Esta idea te permite combinar varias vajillas cuando no tienes suficientes piezas de un mismo juego y, al mismo tiempo, ayuda a romper la monotonía del conjunto.
- Como individuales, e incluso entre plato y plato del servicio de mesa, hemos utilizado unas puntillas de papel para pasteles. Una idea sencilla, económica y llena de encanto.
- Tanto los cubiertos como la cristalería son piezas antiguas. La intención es conectar con el pasado y aprovechar los cubiertos y las copas de la abuela. Como en el caso de la vajilla, puedes combinar piezas de varios juegos. Pero para que el contraste no chirríe procura que sean de la misma gama de colores que el resto del servicio de mesa.
- Para marcar el sitio de cada comensal, hemos hecho otro guiño al invernadero y hemos usado unos marcadores de pizarra, como los que se usan para poner los nombres de las plantas. Los puedes hacer tú misma con unas cartulinas pintadas con pintura de pizarra y palos de polo para sujetarlos.
Un acompañamiento perfecto
- Si quieres deleitarte con el placer de comer rodeada de naturaleza, no necesitas un invernadero. Puedes llenar de vida y aroma cualquier lugar añadiendo al ambiente flores silvestres y plantas aromáticas.
- Una escalera de madera, cuyos peldaños hacen las veces de estantes, te servirá para colocar plantas aromáticas y como mesa auxiliar al mismo tiempo.
- Otra idea es cubrir con campanas de cristal algunas plantas, como la salvia y el romero que hemos cubierto nosotras. Por un lado, te remite a esa idea de invernadero. Y por otro, te ayuda a llenar de destellos el ambiente con el reflejo de la luz sobre su superficie.