Elena Kloppenburg via Unsplash
Has oído hablar en numerosas ocasiones del estilo nórdico. Cuando estabas pensando en mudarte, cuando tu vecina estrenó parqué y dijiste "pero qué nórdico es esto", e incluso cuando Marie Kondo te enseñó a doblar camisetas también te sentiste muy minimal y nórdica. Sea como fuere, una cosa está clara, el estilo nórdico es lo que tu hogar necesita para encontrar la paz.
Hace años que este estilo (la tendencia decorativa que hemos heredado de los países del norte de Europa) se instauró en nuestra guía de decoración. Su objetivo es hacer que tu casa se vuelva cálida, relajada y acogedora. ¿Y quién no quiere eso? Sin embargo, dentro de él existen multitud de variantes, y aunque todas ellas persiguen las mismas directrices generales, hay pequeñas diferencias. Se dividen por países, y entre los que más destacan, encontraríamos el nórdico finlandés, nórdico sueco y nórdico holandés.
- Nórdico finlandés. En este estilo es primordial la naturalidad. A los finlandeses les encanta mezclar la madera con toques muy naturales. Por eso es muy común ver cómo combinan a la perfección colores como el marrón, el banco y el verde.
- Nórdico sueco. Podríamos decir que es el más clásico (y también el original). Se caracteriza por tonos pastel y suelos de madera. Huye de la ostentosidad y brilla por su ligereza y minimalismo.
- Nórdico holandés. La luz es primordial en este estilo. Para los holandeses es lo más importante. Por eso, dentro de sus hogares, los espacios siguen un orden lógico y funcional. Además, apuestan por un equilibrio entre la sencillez y la elegancia palaciega.
No obstante, sabemos que al final cada persona hará de su casa su templo. Porque nuestro hogar también nos define. Sin embargo, si lo que buscas es añadirle un poco de calma y calidez a la estancia, será mejor que sigas leyendo, porque hemos recopilado todas las ideas que harán que tus invitados digan "pero qué nórdico es esto".