A mi madre siempre le duele algo y está muy cansada. Los médicos decían que tenía depresión al no salir nada en los análisis y las pruebas. Pero uno le dijo que tenía fibromialgia y fatiga crónica. ¿Realmente es una enfermedad?

Sí, la fibromialgia es una enfermedad desde 1992 según la OMS. Mucha gente piensa que es puro cuento, ya que son dolores en determinados puntos del cuerpo que no tienen un origen orgánico específico. Pero la realidad es que sí que está relacionada con un factor neurológico y una mayor sensibilidad al dolor.

Fibromialgia: síntomas

Los síntomas más comunes son dolor y cansancio. Suele coexistir con la fatiga crónica, que también se ha entendido durante mucho tiempo como otro cuento y una forma de eludir responsabilidades. Tampoco es así. El cansancio es real y requiere de unos cuidados, como cuando nos sube la fiebre y tenemos que dormir y descansar. En el caso de la fatiga crónica es lo mismo, si no se para, empeora.

Fibromialgia y depresión

Se pensaba, también, que la fibromialgia era una variante de la depresión. Es decir, que a través de la queja de dolor, la persona expresaba un malestar emocional y tenía más atención. Pero esto tampoco es así.

Se puede ser feliz con fibromialgia como con cualquier otra enfermedad.

Falsos mitos sobre la fibromialgia

Contrariamente a lo que se cree, lo mejor es hacer ejercicio físico y estar mentalmente activos. Se puede llevar una vida completamente normal: trabajar, tener familia (o no), salir, viajar…, pero siendo consciente de que en algunos momentos habrá que descansar, como un coche que para en la gasolinera para repostar y poder seguir.

Aceptar la fibromialgia

La salud es una ventaja pero no tiene por qué ser un condicionante para estar bien a nivel emocional. Ese trabajo mental lo podemos hacer todos. Lo más liberador es la aceptación y aprender a cuidarse más allá de nuestra situación física.

No juzgues a tu madre. Mírala a ella, no sus síntomas. Trátala como una persona que tiene que ajustar algunas actividades en su vida, nunca como una “pobrecita”. Eso empequeñece y no ayuda. Y a tu madre le diría que se hiciera una experta en la enfermedad, que conociese bien cómo funciona y que, a partir de ahí, se haga una especialista en cuidarse física y mentalmente.