Estás en busca de un cambio y te sueles decir a menudo, mirándote al espejo, “mira qué barriga más fea”, “esa blusa no me queda bien”, “no puedo enseñar mis brazos, están flácidos”, “estoy horrible”… y un sinfín de mensajes negativos y autodestructivos?
Si eres de las que se hablan así, déjame decirte que, aunque seguramente ya lo sepas, lo estás enfocando mal.
Cambia la mentalidad
Primero, porque esa mentalidad es equivocada totalmente. Lanzándonos este tipo de mensajes lo que directamente asumimos es que hacer ejercicio, o alimentarnos de forma saludable, sirve únicamente para cambiar nuestro físico. Por lo tanto, nos guiaremos con lo que vemos en el espejo y/o lo que marca la báscula, sin tener en cuenta la salud, los niveles de energía, el bienestar emocional… Y justamente, este enfoque erróneo es el que nos está perjudicando y hace que no consigamos el cambio que queremos.
Háblate mejor
Te propongo que empieces cambiando la manera en la que te hablas. En lugar de centrarte en lo negativo, como “tengo que hacer dieta porque tengo sobrepeso”, “tengo que cambiar esto porque me veo horrible”, prueba a decirte “voy a introducir más verdura y fruta en mi alimentación”, “voy a hacer más ejercicio para sentirme bien”, “voy a salir a caminar todas las tardes para moverme más”. De esta forma, te estás enfocando en lo que sí puedes hacer y está en tu mano, cambiando la mentalidad. Recuerda: los cambios que valen la pena son los que se pueden sostener a lo largo del tiempo.
No te exijas tanto
Otro error que solemos cometer y que veo muy a menudo es el ser demasiado exigentes con nosotros mismos. Si esto te pasa, no te castigues, ni abandones. La frecuencia con la que hacemos las cosas es lo que realmente vale la pena. Aprende a ser flexible, a conocerte, ponte tus propias normas, pero no caigas en el error de llevar un estilo de vida que no puedes sostener en el tiempo, porque te aseguro que tendrá fecha de caducidad.
Cambios progresivos
Algo muy relacionado también con este punto es el hecho de intentar pasar de 0 a 100, eliminando prácticamente todo lo que estamos haciendo en nuestro día a día: quitar de golpe cualquier mal hábito o alimento no saludable que tenemos en nuestra alimentación, cambiar drásticamente la nevera, eliminar el sedentarismo queriendo hacer 2 horas de ejercicio al día... y esto nos va a hacer entrar en una espiral de la búsqueda de la perfección que, seguramente, nos generará cierta ansiedad. Así que para empezar a cambiar, añade hábitos saludables en tu día a día, pero no quites de golpe todo aquello que ahora estás haciendo y que te gusta.
Objetivos realistas
También me he encontrado casos de personas que se marcan objetivos muy ambiciosos, diría yo que irreales 100%. Está bien marcarse objetivos. Pero tan importante es marcarse objetivos como que sean realistas. ¿Te suena lo del objetivo SMART?
- Objetivo NO SMART: perder peso/comer mejor.
- Objetivo SMART: perder 3 kilos en 4 semanas/introducir 2 piezas de fruta más al día.
Si los objetivos no son así, lo más seguro es que no lo consigamos y caigamos en la frustración y en la insatisfacción personal. Enfoquémonos en tener un plan realista.
Más consejos
Estos son los verdaderos secretos del éxito para conseguir un cambio:
- Ten paciencia. Ni en una semana ni seguramente en un mes solucionarás todo lo que puede que lleves arrastrando durante años. Los cambios son progresivos. Busca cambios que te generen adherencia y puedan ser sostenibles en el tiempo.
- Aprende a ser disciplinada. La motivación no siempre está allí, ni las ganas. Así que aprende a cumplir con tu compromiso, a no fallarte. No eres lo que dices que vas a hacer, sino lo que haces.
- Deja paso a una cierta flexibilidad. Empieza a aplicar poco a poco estos consejos y a ser disciplinada, pero sin ser demasiado autoexigente. Se trata de que el 80% de tu vida esté conformado por hábitos saludables y ese 20% restante puedas darte tus caprichos.
- Para empezar a cambiar, añade hábitos saludables en tu día a día, pero no quites de golpe todo aquello que ahora estás haciendo y te gusta.