El sexo, en femenino

¿Satisfyer? ¡Y más! Los juguetes sexuales no solo te dan placer, cuidan tu salud

El satisfyer es como un catalizador que hace que se hable y mucho de la sexualidad femenina. Pero es solo un juguete sexual, entre muchos. Y a todas nos conviene jugar, no solo por placer, también porque nos empodera y, además, porque nos ayudan a cuidar de nuestra salud. Sí, lo has leído bien, también son buenos para la salud.

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Carme del Vado

Redactora Jefe de CLARA.

Actualizado a

El satisfyer nos ha empoderado, ha hecho que muchas mujeres seamos conscientes de que nuestra sexualidad depende de nosotras y que, dentro del marco general de la revolución que está viviendo la mujer, que empezó cuando hacer unas generaciones empezamos a salir a trabajar fuera de casa, se haya llegado a subir un escalón más. Y es un escalón importante, porque somos seres sexuales y disfrutar de una sexualidad plena nos cuida física y mentalmente.

Sin culpa y sin ser juzgada

“El juguete erótico también es un vehículo de comunicación de la sexualidad femenina”, explica Eva Moreno, sexóloga y colaboradora de Mónica y el sexo, además de autora de Mi deseo depende de mí (Grijalbo). “Hace 20 años los juguetes eróticos empezaron a entrar en las casas de las mujeres españolas a través de las reuniones TAPERSEX®. Una iniciativa de la que me siento muy orgullosa”, nos dice. Y es que “en estas reuniones las mujeres hablan entre ellas y comparten las inquietudes sobre su sexualidad, sin culpas, sin ser juzgadas, con risas y bien asesoradas. Desde ahí se van empoderando hasta llegar a poder hablar de masturbación sin tapujos”.

Conocer nuestro cuerpo es conocernos a nosotras mismas

Como explica la psicóloga y sexóloga Mireia Manjón, “es importante hablar de nuestra masturbación en total libertad. Tiene que ver con el empoderamiento de la mujer. Cuando conoces tu cuerpo, sabes qué necesitas”.

“La escasa educación sexual que hemos recibido ha sido desde una concepción androcéntrica y heteropatriarcal, que toma la sexualidad masculina como el modelo con el que comparar la sexualidad femenina y considerando el coito como protagonista de todo juego” y esta concepción del sexo es, según Moreno, “una bonita forma de controlar nuestro deseo y nuestro placer evitando así que tomemos las riendas de nuestro cuerpo y nuestra sexualidad”.

La experiencia como ginecóloga de Marta Canals de Ros avala el hecho de que los juguetes sexuales nos ayudan a conocer nuestro cuerpo. Canals de Ros nos recuerda de dónde venimos: “Como ginecóloga especializada en menopausia, puedo decir que hay muchas mujeres mayores –de más de 60 años– que no saben ni qué tienen ahí. No se atreven a tocarse. Solo han experimentado la penetración, pero no se han masturbado y si el marido ya no puede penetrar, no hacen nada más”.

Para ella, el cambio viene de las siguientes generaciones, de las “mujeres que hoy tienen 50 o más que se han separado o han quedado viudas y han redescubierto la masturbación y recurren a juguetes o talleres para volver a conocerse (en el terreno sexual)”.

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Masturbarse es bueno para la salud

La ginecóloga es clara sobre este punto: “Lo dicen las Guía de Salud, masturbarse es bueno para la salud vaginal porque en la menopausia, debido a la falta de estrógenos, hay sequedad y cuantas más relaciones se tengan, más se lubrica y menos molestias hay. Y no hace falta que sea con penetración”.

“La masturbación hace que haya menos picor, va bien para fortalecer la musculatura del suelo pélvico y también ayuda a que seamos más conscientes de nuestro cuerpo. También se segregan endorfinas y oxitocina, que ayudan al bienestar”, dice Canals de Ros.

Por qué los juguetes sexuales ayudan

Como explica la doctora Marta Canals de Ros, “en la menopausia, los juguetes con penetración son recomendables porque, por ejemplo, si debido a la sequedad tiene problemas para la penetración con el marido, al haber juguetes de diferentes tamaños y que la mujer puede usar al ritmo que le venga bien, esto puede ayudar a que luego con el marido no le duela”. Además, “los juguetes sin penetración, van también bien para la lubricación”.

La fisioterapeuta especializada en suelo pélvico Mireia Grossmann, autora de El suelo pélvico al descubierto (RBA), explica que “el vibrador es un objeto sexual pero también una herramienta de fisioterapia”. ¿Por qué? “Porque la vibración es uno de los mejores enfoques terapéuticos para remontar un tono muscular bajo”. Y aunque vibradores hay internos y externos, Grossmann recomienda estos últimos porque “la vibración ya se transmite en profundidad y muchas veces la vagina no está para visitas”. En este caso el satisfyer es un gran qué porque es un juguete que no succiona, sino que tiene onda sónica que estimula todo el clítoris para la zona externa y la interna.

Manjón señala que las bolas chinas, si bien son muy útiles, hay que usarlas con cabeza. “El secreto de las bolas chinas es empezar poco a poco. Primero con poco peso y poco tiempo e ir aumentando. Es como ir al gym. No coges mancuerdas de 10 kilos el primer día y te tiras 3 horas dándole…”.

Por cierto, ¿el satisfyer crea adicción como se ha dicho?

“No, no crea dependencia”, aclara Manjón, “lo que sí es cierto es que el cuerpo es vago y si haciendo 10 puede obtener un orgasmo del 100, para qué esforzarse. Pero llega un momento, que si siempre se usa el satisfyer –u otro tipo de estimulación– puede no ser tan placentero como el primer día, puede haber una habituación”. Manjón recomienda ir cambiando de juegos y recursos.

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Y ellos, ¿cómo se toman estos cambios?

Según Manjón, “todavía hay alguno que reacciona mal porque piensa que tiene que saberlo todo y que vengas tú y le digas que te gustaría que lo hiciera de otra forma todavía hiere su orgullo masculino. Luego, hay otra rama de hombres que potencia que sus parejas abran la mente y exploren su sexualidad”.

La ginecóloga Canals de Ros explica que “muchas veces el problema es que en las relaciones con la pareja no suele haber masturbación” y señala que “suele haber más reticencias por parte del hombre; a ellas ya les gustaría”.

¿Y qué pasa con las nuevas generaciones?

“Me preocupa la falta de educación sexoafectiva cuando sabemos la importancia que tiene. Las generaciones más jóvenes están aprendiendo un modelo de sexualidad que viene de un porno dónde la representación de la mujer es un agujero con pechos de silicona y el hombre es un pene de grandes dimensiones”, explica Moreno.

Tampoco Manjón lo ve fácil: “Vienen complicados. Es una generación que tiene mucha información al alcance de la mano y o no la están recibiendo de calidad o no la saben encontrar de calidad y entenderlo. Siguen teniendo muchos estereotipos, muchos prejuicios, la info es sesgada y con la herencia del porno”. La sexóloga se queda de que muchas veces “en los coles parece que si hablas de sexo les estás incitando. ¡Si es que lo van a hacer igual! Es que lo hemos hecho todos. Somos seres sexuados y la sexualidad es mucho más es autoestima, es placer, es consentimiento es relacionarte con el otro. Eso no se está trabajando bien”.

Ojo, que las enfermedades de transmisión sexual repuntan

Y no es solo la parte emocional del sexo, también es el riesgo que supone para la salud ya que, a la sexóloga de Mónica y el sexo, “me inquieta el aumento de las enfermedades de transmisión sexual y que consideren la pastilla del día después un método anticonceptivo. Para nada soy catastrofista, pero si es cierto que los adultos tenemos la responsabilidad de la educación sexual y emocional de las nuevas generaciones y esta educación la estamos dejando en manos de internet”.