Influye más de lo que crees

¿Sabes cuál es la hormona que influye en la acumulación de grasa?

La testosterona es determinante en nuestro peso, en nuestra acumulación de grasa, nuestro corazón, huesos… Te contamos qué hacer para mantenerla en niveles que te ayuden con tu línea y tu salud.

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Carme del Vado

Redactora Jefe de CLARA.

Actualizado a

Si hablamos de testosterona, pensamos en la hormona que da vigor sexual al hombre. Pero... resulta que los ovarios femeninos también la producen y que tenerla en niveles adecuados a nosotras nos influye mucho más de lo que podamos pensar.

La testosterona ayuda al equilibrio hormonal femenino

Como explica el doctor Antonio Hernández (@dr.ahernandez), médico especialista en Medicina Estética y Antienvejecimiento y autor de Testosterona, la hormona de la vida (Ed. Alienta), “los ovarios y la cápsula suprarrenal son capaces de liberar a lo largo de toda la vida pequeñas cantidades de testosterona”.

Esta hormona es “crucial para muchas funciones fisiológicas de la mujer”, explica el especialista, quien asegura que “el sistema cardiovascular, inmune, metabólico, óseo o sexual (de la mujer) dependen íntimamente de unas concentraciones adecuadas de testosterona, que tienen que estar en equilibrio con las hormonas femeninas estrógeno y progesterona”.

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Cambios en la musculatura y en la grasa abdominal

La testosterona influye en nuestra silueta porque tiene una relación directa en la fabricación de masa muscular. Entre los 20-30 años hombres y mujeres estamos en nuestro mejor momento muscular, pero a partir de esta edad, explica el experto, “se produce una disminución progresiva, hasta generarse una pérdida global del 35-50% de masa muscular esquelética a los 80 años”. Este proceso es el que hace que perdamos musculatura de ciertas partes, como las piernas o los glúteos, y que acumulemos más grasa en la barriga, la llamada silueta de “manzana”.

Si perdemos masa muscular, subimos de peso más fácilmente, porque el músculo, para mantenerse, necesita consumir más calorías que la grasa. De hecho, los músculos siguen quemando calorías incluso en reposo, tiempo después de haber hecho ejercicio, por ejemplo.

El Dr. Hernández asegura que las investigaciones actuales apuntan a que existe una relación entre la “obesidad central, la leptina y la testosterona”. Y la leptina es la hormona encargada de decirle al cerebro que deje de comer porque ya estamos saciadas. Así que cuanta más grasa acumulamos en la barriga, más leptina se libera y esto interfiere en la liberación de testosterona. Y es un círculo vicioso. Nos lleva a comer más de lo que necesitamos y a acumular grasa en un sitio peligroso para la salud.

Por qué nos puede faltar testosterona

Dejando aparte la menopausia, usar algún método anticonceptivo, tener problemas de ovarios, tomar ciertos medicamentos (antihipertensivos, antidepresivos…), un mal funcionamiento de la glándula suprarrenal, etc., pueden influir en nuestros niveles de testosteronea.

¿Qué puede hacernos sospechar? Hay diferentes síntomas que nos pueden llevar a pensarlo, como un aumento de peso, tener ciclos menstruales irregulares y dolorosos, fatiga, debilidad muscular, problemas de sueño o de falta de deseo sexual, cambios de humor, nerviosismo, sentirnos más lentas mentalmente, etc.

Tu médico lo verificará con un análisis de sangre que debe hacerse entre “diez y veinte días después de que haya empezado el período menstrual”, ya que nuestras concentraciones de esta hormona fluctúan durante el ciclo menstrual. Si los valores son inferiores a 25 ng/dL se considera que el nivel de testosterona es bajo.

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Qué hemos de hacer si tenemos poca testosterona

El Dr. Hernández explica que debe haber un plan terapéutico que contemple tanto la alimentación, como el ejercicio o el descanso, porque solo si esta parte está bien equilibrada se puede valorar médicamente si está indicado seguir una terapia de reposición de la testosterona. Y, como cuenta el experto, esta terapia suele aplicarse a mujeres en “fase posmenopáusica ”.

Moderar los hidratos, vigilar la proteína y optar por grasas sanas

Los hidratos que proceden de la fruta o la verdura no suelen ser conflictivos. En cambio, el doctor aconseja moderar mucho el consumo de pan, pasta o arroz, e incluso recomienda consumir en su lugar legumbres y pseudocereales (quinoa, mijo, amaranto…) en raciones ajustadas al ejercicio que haga cada persona y a su necesidad de perder peso y grasa abdominal.

No suele ser habitual, pero la carencia de proteínas puede dar lugar a “un descenso en la producción de las hormonas sexuales”. Por ello, se relaciona su falta con la disminución de la masa muscular o el cansancio físico acusado. Como decíamos, no suele haber problemas si se sigue una dieta adecuada, pero hay épocas, como la menopausia, en las que podría recomendarse aumentar su consumo.

No cualquier grasa. Excluir la grasa de la dieta puede “generar problemas fisiológicos en el organismo como la falta de vitaminas liposolubles o de hormonas esteroideas”, y la testosterona es precisamente una hormona esteroidea. Por ello, hay que incluirla pero optando por fuentes saludables, como frutos secos, aceite de oliva, aguacate, etc.

No hay una dieta mejor que otra, sin embargo…

El Dr. Hernández explica que hasta las dietas veganas pueden ayudar si están bien diseñadas. Sin embargo, una de las que le parecen más adecuadas es el ayuno intermitente, porque “ha logrado mejorar los niveles de insulina y de glucosa medidos en ayunas” y esto hace que haya menos resistencia a la insulina y que sea más fácil poder eliminar la grasa abdominal.

Deporte: equilibrar el aeróbico y anaeróbico

Aunque se diga que cualquier deporte vale, este experto no está de acuerdo. “Un exceso de deporte aeróbico (correr, nadar, etc.) puede ayudarte a perder grasa pero también masa muscular, pérdida de densidad mineral ósea o incluso pérdida en la liberación de hormonas sexuales (testosterona o progesterona”. Por ello, este experto recomienda combinar la actividad aeróbica con la anaeróbica, como pueden ser las pesas, que ayuda a mantener la masa muscular. Para las personas que son sedentarias, recomienda al menos “andar entre treinta y cuarenta minutos por la mañana en ayunas”.

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Carme del Vado

Estrés, enemigo de la testosterona

“El estrés crónico puede destrozar las funciones de tus hormonas sexuales tanto si eres hombre como si eres mujer”, afirma. De hecho, el experto asegura que el estrés sostenido en el tiempo puede hacer que las mujeres suframos “amenorreas o incluso fallos ováricos prematuros antes de la menopausia”.

Tanto el deporte como cultivar hobbies, mantener una buena red de relaciones sociales o seguir terapias para el control del estrés son más que recomendables para mantener los nervios a raya, lo mismo que asegurarnos un buen descanso nocturno.