No es buena idea

Qué ocurre cuando te aguantas las ganas de hacer pipí

Tienes que ir al baño y otras mil cosas por hacer. Decides aguantarte las ganas. Si ocurre una vez, no pasa nada. Pero si es de forma habitual, tiene consecuencias.

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Mamen Lorenzo

Directora de Estrategia Digital

Actualizado a

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Un "escape" embarazoso"

Con la de cosas que tengo que hacer ¡justo ahora tengo ganas de ir al baño! Iré luego". Si esta frase te la dices a menudo ¡cuidado! puede hacerte pasar un mal rato. Y es que los músculos que mantienen la vejiga cerrada aguantan una determinada presión y si tu vejiga está muy llena es fácil que aparezcan "filtraciones". 

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Debilitar el suelo pélvico

Los músculos del suelo pélvico trabajan de manera conjunta para aguantar el pis o para soltarlo. Pero si mantienes la orina de forma habitual, puede aparecer una disfunción. Lógicamente esto no ocurre porque te aguantes el pipí puntualmente (viaje en coche, reunión importante), sino porque lo aguantes cada día.

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Molestias que no desaparecen

¿Sabes ese alivio cuando por fin vas al baño después de haber esperado mucho? Pues hay grandes posibilidades de que alguna vez ese alivio no llegue en horas e incluso días… Y es que puede suceder que el músculo que ha estado contrayéndose para aguantar el pipí sea incapaz de relajarse, y una vez que se han desencadenado las señales de dolor es difícil volver atrás.

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Vejiga dilatada

La vejiga es como un globo de agua. Conforme se llena se va volviendo grande gracias a que puede estirarse. ¿Qué ocurre si se estira demasiado? Tranquila, romperse no se va a romper, pero puede "ceder" y además sufrir una pérdida de comunicación cerebro/vejiga y que los mensajes de que la vejiga está llena no se consideren importantes… con las consecuencias que esto acarrea.

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Riesgo de infección

La micción forma parte de nuestro sistema de limpieza y eliminación de residuos. Si aguantamos el pipí no eliminamos esas toxinas y quedan ahí retenidas, lo que puede favorecer que las bacterias colonicen el sistema urinario. Sobre todo puede provocar infecciones en las mujeres, porque tenemos la uretra más corta.

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Ir a menudo tampoco te conviene

Ojo, dicho todo esto apetece salir corriendo al baño a la primera señal de ganas de orinar, pero no es necesario e incluso puede ser contraproducente. Si visitas el baño con mucha frecuencia, "educas" a la vejiga para que no aguante cantidades normales de líquido. Con lo que cada vez irás más al baño y aguantarás menos. 

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La frecuencia ideal

Según los expertos, lo ideal es ir al baño cada 4 o 6 horas. Y por supuesto, dedicar unos minutos a la semana a entrenar tu suelo pélvico. No solo evitarás problemas, sino que disfrutarás de mejor sexo. 

Reconozcámoslo, hay mil cosas que preferimos hacer antes que ir al baño a hacer pipí. Mandar un email, pedir hora en la peluquería, recoger ese juguete del suelo, ¡espera! que llegan los anuncios… Por no hablar de cuando por fin ibas de camino, y te llaman. Al final llegamos al baño con urgencia y sensación de incomodidad. Sea como sea, el ir postergando las visitas al baño puede tener consecuencias para tu salud.

¿Cada cuánto hay que ir al baño?

Dicen los expertos que lo ideal es ir al baño cada 4 o 6 horas. La vejiga es como un globo de agua que se va llenando. Cuanto más se aguanta, más grande y pesado se vuelve, lo que tiene consecuencias.

¿Qué ocurre cuando aguantas las ganas de orinar?

  1. Un "escape"embarazoso. La vejiga tiene un aguante y llevarla al límite puede propiciar que no se llegue al baño a tiempo. Y es que los músculos que mantienen la vejiga cerrada aguantan una determinada presión, y si tu vejiga está muy llena es fácil que aparezcan "filtraciones".
  2. Debilitar el suelo pélvico. Los músculos del suelo pélvico trabajan de manera conjunta para aguantar el pis o para soltarlo. Pero si mantienes la orina de forma continuada, puede aparecer una disfunción. Lógicamente esto no ocurre porque se aguante el pipí puntualmente, sino porque se haga de forma muy habitual.
  3. Molestias que no desaparecen. ¿Sabes esa incómoda sensación de ganas de orinar y el alivio que sientes cuando por fin vas al baño? Pues si se aguanta la orina demasiado, ese alivio puede no llegar en horas e incluso días. Y es que una vez que se han desencadenado las señales de dolor en la parte inferior del abdomen, es difícil dar marcha atrás y que el músculo –que ha estado contraído aguantando la presión de la orina– se relaje.
  4. Vejiga dilatada. La vejiga aguanta la orina hasta unos límites y puede ceder. ¿Qué ocurre si se estira demasiado? Tranquila, romperse no se va a romper, pero puedes sufrir una pérdida de comunicación cerebro/vejiga y que los mensajes de que está llena no se consideren importantes… con las consecuencias que esto acarrea.
  5. Riesgo de infección. Aguantar el pis mucho tiempo y de forma habitual puede provocar que las bacterias colonicen el sistema urinario. Y es que la micción forma parte de nuestro sistema de limpieza y eliminación de residuos. Y si no los eliminamos, quedan ahí retenidos. Sobre todo puede provocar infecciones en las mujeres porque tenemos la uretra más corta.
  6. Ir a menudo tampoco te conviene. Si lo haces mucho favoreces que la vejiga se acostumbre a no retener cantidades normales de líquido, aumentando cada vez más las ganas de ir al baño.