¿Qué me pasa?

¿Tienes ardor? ¡Cuidado! Puede ser una hernia de hiato

Te contamos qué es la hernia de hiato, sus síntomas, tratamiento y qué alimentos están prohibidos para sobrellevarla con éxito.

Hernia de hiato
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Carme del Vado

Redactora Jefe de CLARA.

Actualizado a

Uno de los grandes placeres de la vida, el comer, se convierte con cada bocado en un suplicio. Y no estamos hablando de platos fritos y aceitosos. Ni una simple tostada de aguacate se salva de las puertas del infierno en las que se convierte tu estómago. El ardor, los eructos o el mal sabor de boca están a la orden del día cuando eres una víctima del reflujo gastroesofágico (RGE). Pero no venimos a hablar de él.

Si estos síntomas te parecen familiares, puede ser que el reflujo sea la señal de otra dolencia. El doctor Antonio M. Moreno García, portavoz de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), nos cuenta que si hay reflujo cuando se realiza la historia clínica es motivo de sospecha de la existencia de una hernia de hiato. Un concepto médico que a todas nos suena pero que no acabamos de saber en qué consiste o cuál es su tratamiento.

¿Qué es la hernia de hiato?

Para que nos quede claro lo que es la hernia de hiato, debemos repasar el camino que siguen los alimentos después de comerlos. Así que, como si estuviéramos en un capítulo de Érase una vez el cuerpo humano entremos en la boca con nuestra comida y bajemos por el esófago (en el tórax) y, a continuación, entremos en el estómago (este ya en nuestro abdomen). Aquí hacemos una parada, ya que la frontera entre el tórax y el abdomen es el músculo del diafragma.

La clave de todo está, precisamente, en la puerta que tiene el diafragma para que el esófago y el estómago se comuniquen. Esta puerta es el hiato. Ya hemos llegado, pues, al punto en el que se produce el enredo. La hernia aparece cuando por esta puerta, por el hiato, sube parte del estómago saliéndose de la zona en la que se supone que debe estar.

La hernia de hiato aparece cuando el estómago se asoma por el hiato

Síntomas de la hernia de hiato

Las estimaciones son que un 20% de la población puede sufrir una hernia de hiato, siendo mucho más común entre las mujeres. Pero, tal y como destaca el doctor Moreno García, en la mayoría de casos "la hernia de hiato no produce síntomas". Cuando la hernia de hiato tiene síntomas, "suelen deberse al reflujo gastroesofágico", añade. Es por este motivo que muchas pacientes nunca llegan a saber que la tienen o reciben el diagnóstico por casualidad.

El reflujo gastroesofágico se ha convertido en el síntoma rey, en la pista casi infalible para sospechar de la existencia de una hernia de hiato. En más de la mitad de los casos de reflujo existe una hernia. Pero, ojo, el reflujo puede existir por él mismo. Van unidos pero no son sinónimos.

Los ácidos del estómago atacan al esófago

Con la hernia de hiato se rompe un dique de contención. En palabras de Moreno García, cuando el estómago pasa al tórax a través del hiato "facilita que el contenido ácido del estómago vuelva hacia arriba, al esófago". El pobre esófago no tiene las mismas herramientas que el estómago para protegerse de los ácidos de la digestión, se irrita y se produce el reflujo, con los síntomas que convierten la comida o sus horas posteriores en un suplicio. Unos síntomas que, sobre el papel, son propios del reflujo pero que pueden indicar que este se ha producido por una hernia de hiato.

  • Ardor. La conocida como pirosis se sufre cuando el contenido ácido irrita las paredes del esófago, lo que provoca molestias en la boca del estómago.
  • Regurgitación. Acompañado de un gran número de eructos después de las comidas, aparecen el mal sabor de boca y el mal aliento por lo que ha vuelto a subir.
  • Problemas al tragar. La irritación de las paredes del esófago puede llegar a provocar molestias a la hora de tragar alimentos sólidos.
  • Afonía. Las cuerdas vocales se pueden ver afectadas por la irritación ácida.
  • Dolor de pecho. Si la sensación de ardor llega muy arriba del esófago, el dolor que se siente se puede notar más en el tórax que en el abdomen. Este dolor, según su intensidad, se puede confundir con el que provocan dolencias más graves como los infartos. Hay muchos otros posibles motivos para sentir un dolor de pecho.

Causas de la hernia de hiato

Aunque se dice que la hernia de hiato puede afectar a personas de cualquier edad, si la sufren los peques de casa se trata de un defecto congénito del propio hiato y normalmente es más frecuente a partir de los 50, cuando el diafragma se ha debilitado por la edad.

Pero los años de uso no son las únicas causas de un diafragma débil. Hay un gran número de condiciones o patologías que le hacen perder fuerza, muchas de ellas relacionadas con ejercer una fuerte y repetida presión en la zona abdominal.

  • Sobrepeso. La obesidad conlleva un crecimiento del volumen del abdomen. Este aumento puede presionar órganos como el estómago forzando más su paso a través del hiato.
  • Estreñimiento. Si los problemas de nuestra flora intestinal nos obligan a apretar mucho cuando vamos al baño, esta presión en el abdomen también favorece el desplazamiento del estómago. Lo mismo sucede cuando se vomita de forma continuada.
  • Tos. Cuando esta se vuelve crónica, el esfuerzo constante que supone el toser pasa factura a nuestro tórax, el otro elemento que el diafragma se encarga de separar.
  • Embarazo. La presión del útero sobre el estómago favorece la formación de la hernia de hiato. Esta abre la puerta al reflujo y alguno de sus síntomas, como la regurgitación y la acidez, pueden quedar englobados dentro de las náuseas y vómitos habituales de los primeros trimestres.
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Hernia de hiato: tratamiento

Cuando sospechas que puedes tener una hernia de hiato debes ir a ver a tu médico. El que hemos consultado nosotras deja muy claro que es fundamental la pérdida de peso, cuidar nuestra dieta y la forma de comer. "Si con estas medidas no es suficiente, y con supervisión médica, se pueden usar medicamentos".

El tratamiento, entonces, va enfocado a disminuir la acidez de estómago. Por ejemplo, con antiácidos que neutralizan el ácido estomacal u otros medicamentos que disminuyen la producción de ácido o bloquean su producción. Otros, además, ayudan a curar el esófago que, como ya hemos visto, es de los que más sufre con la hernia.

Poniéndonos en lo peor, cuando el reflujo o el ardor no mejoran con estos medicamentos o el esófago se ha visto muy afectado por la acidez, se llega a requerir una operación de cirugía para solucionar la hernia de hiato.

Dieta para la hernia de hiato

Si nos fijamos en los factores que han llevado al diafragma y su hiato hasta esta situación, tanto si tienes hernia de hiato como si te has librado por ahora y quieres prevenir, hay que mejorar la nutrición así como los hábitos de vida. Olvídate del tabaco y del alcohol, baja de peso y, en definitiva, cuida lo que comes pero, también, cómo lo comes.

Hernia de hiato: alimentos prohibidos y recomendados

  • Grasas. Evitar esos alimentos que tienen un alto contenido en grasas como los lácteos enteros o las salsas a base de nata. El exceso de aceite y los alimentos muy procesados entran en esta categoría. Adiós, también, a los embutidos. Y en lo que se refiere a los quesos, menos curado y más fresco.
  • Verdura y legumbre. Mantengamos las que producen un gran número de gases a una distancia prudencial. La col, la coliflor o la alcachofa hacen trabajar más a nuestro estómago. En lo que se refiere a sus primas hermanas, las legumbres, hay que cocinarlas muy bien y tomarlas en pocas cantidades para evitar también el sobreesfuerzo que producen los gases. Si te preocupa el exceso de gases, descubre cuántos gases son demasiados.
  • Ácido y picante. Nada de alimentos que puedan irritar o con un alto contenido ácido. Por ejemplo, el vinagre o el tomate. En lo que se refiere a las frutas, los cítricos bien lejos y apostar por las que estén bien maduras o cocinadas al horno o en compota.
  • Carne y pescado. Como también se recomienda en algunas dietas para perder peso, cambiar las carnes grasas como la roja o el pescado azul por las magras como el pavo o el pollo y los pescados blancos.
  • Bebidas. El té, el café, las bebidas con gas o alcohólicas producen una mayor secreción gástrica. Las podemos sustituir por el agua o infusiones suaves. Como hemos dicho un poco más arriba con las frutas, vigila con la acidez de los zumos.
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Dra. Blanca Rodríguez-Ayala

Además de los productos que ponemos en nuestro plato, también es importante la forma en la que los consumimos, el cuando y el dónde.

  1. Forma. Primero de todo, cambia el chip y empieza a cocinar de forma suave, al vapor o al horno.
  2. Temperatura. La comida la debemos tomar templada, ya que el calor y el frío pueden irritar la mucosa gástrica.
  3. Tiempo. Come cada 2-3 horas y no te saltes ninguna comida, mejor pequeñas y numerosas que pocas y abundantes. Cuando comas, hazlo poco a poco y sentada con la espalda bien recta.
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Trucos para sobrellevar una hernia de hiato

  • No te tumbes. Empezamos por un truco para justo después de comer. Espera unas dos horas antes de tumbarte, ya sea para dormir tus 8 horas o para una simple siesta de media hora.
  • No te esfuerces. Evita, también, los esfuerzos que impliquen trabajo abdominal como agacharse o llevar peso. No queremos interrumpir la digestión cuando el área está tan sensible.
  • Nada ajustado. Por el mismo motivo, para cuidar nuestro abdomen y que respire correctamente, no lleves ropa o cinturones muy ajustados o fajas.
  • No duermas plana. Cuando, finalmente, te puedes ir a dormir, no estaría mal que levantaras el cabezal de la cama entre 10 y 15 centímetros para poder dormir en una posición más incorporada. Puedes usar el truco de las almohadas bajo el colchón.