Comer rápido, no masticar lo suficiente, los nervios, los picantes… Hay muchos factores que influyen en una buena o mala digestión. Pero la diferencia entre arrastrar una pesadez de estómago desde primera hora de la mañana o sentirte ligera puede depender de algo tan simple como tomar un vaso de agua tibia al levantarte. Y como este tenemos muchos otros consejos súper fáciles y muy efectivos en nuestra galería que te van a aliviar para que no vuelvas a tener una mala digestión nunca más.
¿Cómo se hace la digestión?
La digestión es un proceso complejo en el que las protagonistas son las enzimas, las encargadas de descomponer los alimentos en los nutrientes que necesita el cuerpo. Por ejemplo, las amilasas degradan los hidratos de carbono; las lipasas descomponen las grasas; y el tripsinógeno y las pepsinas, las proteínas. El consumo de alimentos ricos en enzimas reduce la tensión de las paredes de estómago e intestino y mejora la digestión. Y los alimentos más ricos en enzimas son los vegetales frescos y crudos, que deben ser la base de la dieta.
Infusiones que ayudan a digerir
Tomar una infusión al final de cada comida también puede ser muy útil para esquivar la indigestión, los gases, la pesadez, etc. Puedes recurrir al hinojo o al anís para los gases, a la cola de caballo para evitar la hinchazón. El boldo te será especialmente útil tras una comida muy grasa, porque activa la secreción biliar. El jengibre, tomado con moderación, también es muy útil contra la indigestión, las náuseas y los gases. Si aún así no consigues combatir la indigestión, después de comer te puedes poner una bolsa de agua caliente o una esterilla eléctrica sobre la barriga, de esta manera facilitarás la digestión.