Aunque los gases forman parte del funcionamiento normal del aparato digestivo, no cabe duda de que pueden resultar muuuy molestos. De hecho, una de las preguntas más usuales en los consultorios de nutrición es cómo eliminar los gases. Y es que sentirte hinchada como un globo es una de las sensaciones más incómodas que existen.
Plántale cara a los gases
Para evitar los gases, es esencial cuidar la biota intestinal (lo que antes conocíamos como flora). El intestino contiene más de 100 millones de bacterias que forman la biota. Una de sus funciones es absorber diariamente un kilo y medio de alimentos aproximadamente. Pero si la flora se desequilibra, provoca gases, estreñimiento, cansancio…
Lo que desequilibra la biota intestinal son los excesos de proteínas (sobre todo de origen animal), grasas saturadas (presentes en los precocinados, bollería, salsas...), azúcares o edulcorantes, y muchos aditivos emulgentes (aparecen en las etiquetas como códigos que van del E400 al E499).
el intestino genera litros de gas diariamente que se eliminan sin problemas si todo va bien
Para contrarrestarlos, se recomienda llevar una dieta saludable, rica en frutas y verduras, y con una buena hidratación. Se aconseja practicar regularmente una actividad física: si no nos movemos, el intestino se mueve menos y trabaja peor. Y también hay que aliarse con los prebióticos y los probióticos.
Los prebióticos son moléculas no digeribles y fermentables que provocan modificaciones saludables en la flora, de la que son como su alimento. Y los probióticos son microorganismos vivos (bacterias, levaduras...) que, ingeridos en cantidades adecuadas, producen un efecto benéfico en la salud. Si quieres saber todos los detalles, nuestra nutricionista de cabecera, la doctora Beltrán, te lo cuenta todo en su consultorio sobre cómo evitar los gases.
Y recuerda que no "tirarlos" es un problema
Cuando el gas se queda dentro, nos sentimos hinchadas y podemos tener molestias abdominales.
- Sistema lento. No eliminar el gas normalmente o sentir muchas molestias puede deberse a un tránsito intestinal de gas lento o una mayor sensibilidad visceral.