Trucos para ganar fuerza de voluntad
No, no tenemos ninguna varita mágica. Y tampoco te vamos a sugerir que medites, respires o pienses en otra cosa. Lo que queremos mostrarte es cómo trabaja tu mente para boicotear tu dieta. Porque, aunque no lo quieras ver, tu cerebro siempre preferirá una pizza a una manzana, a menos que le ayudes a cambiar...
Tu cerebro no quiere hacer una dieta para adelgazar
Es así. Tu cerebro considera que tu cuerpo está perfectamente bien. Le gusta tener sus depósitos de grasa llenos por si viene una época de hambruna, y le gusta que comas. Por eso, te estimula con mensajes que abren el apetito. ¿Has notado que, cuando estás intentando no comer tantos dulces, de pronto recuerdas "aquello" tan rico que se quedó en el fondo del cajón? Qué raro, ¿verdad? Justo ahora, te viene el recuerdo. Y te resistes… lo que puedes, hasta que te comes "aquello" y lo "otro" y lo de "más allá".
Tampoco adora el deporte
Otro hecho. Tu cerebro se rige por la ley del mínimo esfuerzo. ¿Por qué gastar energía tontamente? No tiene sentido para tu materia gris, y por ello cuando te planteas hacer más ejercicio te cuesta un mundo. Y en tu mente surgen mil excusas y todas válidas. Pero, por otro lado, cuando vences los obstáculos que te pone los primeros días, se engancha a las endorfinas que el deporte te hace segregar y entonces no hay quien te saque del gimnasio. Lo mismo ocurre con la comida. Si logras vencer los obstáculos y trampas que te pone tu mente, lograrás tu objetivo: controlar tu apetito y comer equilibradamente, ni mucho ni poco, solo lo que tu cuerpo realmente necesita.
Trampas que te hacen comer más
Suele ocurrir que cuando deseas algo y sabes que no te conviene buscas la forma de justificarlo, o más bien tu mente busca la manera de que te lo comas. Por ejemplo, te apetece comerte un pastel y, como no quieres ganar peso, tu cerebro lo justifica diciendo que al día siguiente vas a comer solo fruta para compensar. O empiezas a hacer dieta y acabas por dejarla, y tu cerebro te pone por excusa que quizá no es el mejor momento para hacerla. Y es que frente a cualquier tarea que nos suponga un esfuerzo, nuestra mente, que está cómodamente instalada en su zona de confort, idea mil y una excusas para no tener que salir de ella. ¡Esto se va a acabar! Vamos a enseñarte cómo dejar de boicotearte a ti misma con nuestras estrategias 100% efectivas. En la galería tienes las 10 excusas que tu mente te da para hacerte comer más y los trucos que puedes emplear para evitarlo.
Trampas que te hacen comer sin hambre
Además del boicot que te impone tu mente, hay otros pequeños detalles a los que no damos importancia y que pueden desequilibrarnos y provocar un aumento de peso, ya que pueden hacernos comer incluso cuando no tenemos hambre:
- La falta de luz. Varios estudios han demostrado que exponerse a la luz solar eleva la producción de serotonina, un neurotransmisor responsable del buen humor y que evita que este influya en el hambre. Lo ideal es salir a pasear una hora al día para que te dé el sol.
- Los edulcorantes artificiales. El aspartamo, por ejemplo, tiende a abrir el apetito. Ten en cuenta que forma parte de muchos alimentos bajos en calorías.
- Ciertos aditivos alimentarios. El glutamato monosódico que pueden llevar los alimentos preparados (salsas, patatas fritas, etc.), dependiendo de la dosis, puede hacer aumentar la sensación de hambre.
- Los medicamentos. Hay fármacos que pueden tener como efecto secundario el estimular el hambre, como los corticoides, los antihistamínicos o los antidepresivos. Aumenta el consumo de verdura para conseguir una mayor saciedad.
Más trucos para quitar el hambre
- Come caliente. Los alimentos calientes resultan más saciantes que los fríos. Si vas a tomar una ensalada de primero, puedes plantearte una receta tibia o acompañarla antes de un buen vaso de caldo de verduras desgrasado bien calentito.
- Plato pequeño. El tamaño de las raciones es muy importante para no tomar más calorías de la cuenta. Por ello, usa platos pequeños. Y cuidado si comes de tupper, porque en él cabe más de lo que solemos pensar.
- Organiza la nevera. Ojos que no ven... Para evitar descargas de dopamina que abran el apetito ante un plato de lasaña, organiza nevera y despensa para que no haya alimentos tentadores. Eso sí, llénala de comida apetecible, porque saludable no tiene que ser sinónimo de aburrido.
- Endulza con estevia. Es un buen sustituto del azúcar y no tiene el efecto de ciertos edulcorantes artificiales que pueden estimular el apetito.