Descubre sus diferencias

¿El pollo asado que venden es igual de sano que el casero?

Es sano, pero hay diferencias… Aunque ambos son el mismo tipo de carne, el pollo asado en casa tiene ventajas sobre el comprado.

pollo asado casero con arroz
maria isabel beltran nutricionista clara dieta
Dra. Mª Isabel Beltrán Margarit

Médico nutricionista, experta en el tratamiento de la obesidad y el sobrepeso. Miembro de la SEEDO (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad).

Actualizado a

Las tres diferencias

  • El triple de sal. El pollo comprado suele tener bastante más sal que el casero, puede llegar a triplicar la cantidad. ¿La causa? Para que el pollo que compras esté tan sabroso y jugoso, suelen añadirle o incluso inyectarle directamente una solución de agua con sal. De nada te valdrá quitarle la piel, puesto que la sal también estará en la carne.
  • Pollo industrial o de corral. En casa puedes escoger asar un pollo ecológico, de corral o industrial. Pero el pollo asado que compres seguro que será industrial. Este, a diferencia de los otros dos que se alimentan de grano, es alimentado con piensos industriales.
  • Aceite a discreción. Lo que tampoco puedes controlar en el pollo comprado es la cantidad y, sobre todo, la calidad del aceite... En casa, en cambio, sí.

Lo que debes tener en cuenta

  • Si lo compras fuera, que esté bien conservado. Asegúrate de que te lo sirven todavía caliente. Si no te lo vas a comer antes de dos horas, mételo en la nevera.
  • Si lo haces en casa, que esté bien cocido. Lo más importante al cocer el pollo en casa es asegurarte de que la carne queda bien cocida, para eliminar las bacterias que tiene. Para asegurarte, pincha la pechuga y si los jugos salen transparentes, es que está cocida.

pollo papillote con verduras receta navidad ligera

Artículo relacionado

El rey de la cocina

Pollo asado con cebollas

Carme del Vado

Evita las intoxicaciones

Cuando ases pollo en casa, no lo laves bajo el grifo pues aumentas el riesgo de que con las salpicaduras de agua se transmitan las bacterias a tus manos, los utensilios de cocina, las superficies de trabajo o la ropa. Puedes pasarle un papel de cocina en su lugar.

Si estás a dieta...

  • Quítale la piel. Así reduces considerablemente el número de calorías y de grasas que comes.
  • Cuidado con la salsa y la guarnición. La salsa suele ser en gran parte grasa y el acompañamiento, a menudo, patatas fritas. Lo mejor es que acompañes el pollo con ensalada o verduras asadas.

Y si tienes más dudas sobre lo que comes, echa un vistazo a todos los artículos del consultorio de nutrición.