Pero si el vestido es para no comentarlo (o no parar), con el maquillaje y el peinado es mejor correr un tupido velo ¡para no verlo! A una base de maquillaje sobrecargada y cuarteada, hay que añadir un labial raruno y mate que resta luminosidad y pone años; y si le sumas encima una sombra de ojos saturada y mal puesta, y terminas coronando con un peinado mal acabado, encrespado y con aire de desaliñado, el resultado es para gritar hasta quedarte sin aire.