No hay un maquillaje completo sin colorete. Es el aliado perfecto para conseguir tener buena cara al instante. Pero a la hora de elegir el más adecuado siempre nos asaltan las mismas dudas: color, textura, cómo aplicarlo... Por eso, hemos preparado una guía infalible para que puedas elegir el producto más fácil de usar para ti y que quede más bonito en tu piel. Toma nota.
Este es tu colorete ideal
- Textura. Los coloretes en polvo siguen siendo los grandes aliados de la mayoría de mujeres. Es verdad que son fáciles de aplicar (normalmente incluyen una brochita), pero no siempre son la opción más favorecedora. Hay otras texturas más innovadoras, como las cremas, que se extienden bien y se funden con la base de maquillaje. Otras soluciones son los coloretes líquidos, menos duraderos; en gel, con un alto grado de pigmentación; y en tampón, un formato innovador que facilita el proceso de difuminado y que no mancha.
- Color. Hay tres opciones. Los rosas, ideales para pieles claras, rejuvenecen al instante, pero están reservados para la manzanita de las mejillas. Los melocotón, perfectos para pieles medias, se pueden aplicar en la manzanita o en el hueco de la mejilla. Y los terracota, para pieles morenas. Se puede practicar el contouring con ellos, pero con muy poco producto para que el acabado sea lo más sutil posible.
- Forma de aplicación. Puedes utilizar brocha para los coloretes en polvo; las redondas son la mejor opción. Otros ya incluyen aplicador, como el colorete en tampón. Para el resto, los dedos serán tus mejores aliados.
- Coloretes multiusos. Los coloretes en barra y los líquidos se pueden utilizar, generalmente, para maquillar también los labios, y hasta los ojos en algunas ocasiones. Este tipo de productos viene de maravilla para simplificar la rutina de maquillaje y para llevarlo en el bolso para casos de emergencia.
- Y ahora... ¿cómo lo utilizo? Si la forma de tu rostro es redondeada, aplícalo en el hueco de las mejillas para alargarlo. Si tienes el rostro ovalado o alargado, póntelo solo en la manzanita de las mejillas. Hazlo mientras sonríes y después difumina un poco hacia atrás.
Por Sonia Murillo