Presume de cuerpo

6 trucos de oro para combatir la grasa localizada

Suele acumularse en cartucheras o abdomen, pero no tiene por qué quedarse para siempre: aplica poco a poco estos consejos a tus hábitos diarios ¡y sé constante!

foto carme del vado
Carme del Vado

Redactora Jefe de CLARA.

Actualizado a

1 / 6

Haz deporte

Para combatir la grasa localizada, alterna sesiones de cardio con tonificación. Al ejercitar el músculo, la grasa y las toxinas que lo rodean se movilizan y evitamos que se acumulen de nuevo. Para conseguir un efecto quemagrasa doble, puedes ponerte un corsé de waist training o unos leggins reductores durante tu entrenamiento. 

2 / 6

Hidrata tu cuerpo

Bebiendo entre 1,5 y 2 litros de agua al día ayudamos a nuestro organismo a liberar toxinas. No esperes a tener sed para hidratarte, intenta hacerlo cada 30-40 minutos y preferiblemente con agua de baja mineralización. ¡No valen refrescos ni bebidas azucaradas! Y si te cuesta beber agua, toma nota de estos consejos.

3 / 6

Usa un anticelulítico

Obligatorio que contenga un activo de cafeína, preferiblemente entre el 3 y el 5%, que es la concentración más alta. Aplícatelo mañana y noche haciendo un masaje en sentido ascendente en las piernas y en círculos en el abdomen.

4 / 6

Toma café

Pero sin pasarte, o provocarás el efecto contrario. El café actúa como un buen drenante, aunque si no te gusta, las infusiones de té verde y yerba mate son una alternativa ideal para activar el metabolismo. Descubre algunas curiosidades sobre el café que quizá no sabías.

5 / 6

Automasajéate

Mientras te enjabonas en la ducha o cuando te aplicas crema hidratante, aprovecha para activar la circulación del cuerpo con movimientos ascendentes. Un truco: ¡usa los nudillos de la mano! Tienen la forma ideal para desbloquear los nódulos de grasa acumulada. 

6 / 6

Las escaleras, mejor que el ascensor

Subir escaleras tiene un efecto en nuestras piernas y glúteos similar al de las sentadillas. Utilízalas cuando vayas con un par de bolsas de compra, pero ¡ojo! no es tan recomendable cuando las tenemos que bajar, pues podemos dañar nuestras articulaciones.

La grasa localizada es un conjunto de adipocitos y toxinas que nuestro cuerpo acumula en vientre o cartucheras y que nosotras traducimos como “zonas difíciles”. Es esa tripita que, aunque cuidemos nuestra alimentación e incluso nos pongamos a dieta, sigue resistiéndose a desaparecer. Lo cierto es que son lugares donde la grasa se almacena y es más difícil de eliminar, pero no por ello imposible. Solo tenemos que revisar algunas costumbres y modificar un poco nuestros hábitos diarios para que poco a poco podamos romper con esos nódulos de grasa que han estado incordiándonos durante tanto tiempo.

¿Cómo eliminar la grasa localizada?

Deshacerse de la grasa localizada no es una cuestión que podamos solucionar de una semana a otra (¡ojalá!). Además de estar ahí debido a la práctica de ciertos hábitos diarios, hay un factor genético que también contribuye a su acumulación. Trata de aplicar los consejos que te damos poco a poco y sin que te suponga un estrés o sufrimiento innecesario. Recuerda que se trata de sentirse mejor con una misma y de llevar un estilo de vida más saludable, así que nada de mirarse cada día al espejo para comprobar si estamos más o menos hinchadas. Eso solo te traerá un sentimiento de frustración que hará que tires la toalla, así que ¡arriba esos ánimos!

Complementa con otros tratamientos

Cuando ya llevamos unos años con grupos de adipocitos acumulados en nuestro vientre o caderas puede que necesitemos una ayuda externa que actúe contra la grasa localizada. Además de las cremas reductoras y anticelulíticas, existen multitud de tratamientos personalizados en cabina que pueden ayudarnos a eliminar esa grasa y toxinas indeseadas. La cavitación, la endermología (LPG®) o los sistemas de radiofrecuencia dan resultados muy buenos cuando hablamos de grasa localizada. Si sumado a esto tenemos un problema de retención de líquidos, los masajes drenantes y las envolturas de algas contribuirán a una mejora de la microcirculación y, por tanto, a una mejor eliminación de toxinas del organismo.