Ducharse después de un largo día de trabajo es uno de los mayores placeres que existen. Te quedas fresquita y con una sensación de limpieza en la piel que es una gozada. Sin embargo, por mucho que nos guste quedarnos durante un buen rato debajo el agua caliente ese gesto perjudica mucho nuestra piel. Las duchas deberían ser lo más cortas posibles y con agua tibia para reducir la deshidratación al máximo. Después, llega el momento de mimar nuestra piel.
Cómo cuidar la piel del cuerpo tras la ducha
- Sécate. Secar bien la piel después de la ducha es esencial para evitar la proliferación de hongos, sobre todo en las zonas íntimas y entre los dedos. Para secar todo el cuerpo, utiliza una toalla suave y de algodón y ve dando toquecitos en la piel, sin frotar.
- ¡Hidrátate! Es el punto más importante de todos y el que no deberías saltarte bajo ningún concepto. Puedes optar por el tipo de hidratante que más te guste dependiendo de las necesidades de tu piel. Si la tienes muy seca, prueba con mantecas como la de karité de The Body Shop. Si te gustan las texturas en aceite también son una opción fantástica para mantener la piel bien hidratada. A nosotras nos gusta mucho el Aceite Corporal Derma Spa Goodness de Dove, porque huele de maravilla.
- Tratamiento. Si tienes algún tipo de problema en la piel, puedes tratarlo antes de ponerte la hidratante. Para irritaciones y quemaduras, nada como el aloe vera. En caso de que tengas asperezas en rodillas, talones y codos, también puedes utilizar una crema específica que los suavice. Y si el problema es la piel de naranja, ya sabes, una crema anticelulítica será tu mejor aliada.
- ¿Y la cara? Nunca te mojes la cara en la ducha con agua caliente directamente. Debes realizar tu ritual de limpieza fuera, con agua tibia. En cualquier caso, si la notas tirante después, aplica una hidratante ligera.
Por Sonia Murillo