Seguro que más de una vez has visto una foto de Irina Shayk y has pensado qué labios tan bonitos tiene, ojalá los míos fueran así. Pues ya no es una quimera. Los rellenos inyectables han evolucionado mucho y ahora son capaces de emular esa forma tan característica de los labios de las mujeres rusas. Así que, ahora, si quieres, puedes hacer que tus labios sean más voluminosos pero sin tener que arriesgarte a ese efecto boca de pato tan poco favorecedor que ha sido seña de identidad de algunos rellenos.
Russian Lips, o cómo conseguir los labios de las top rusas
No estamos diciendo que modelos como Irina Shayk y Natalia Vodianova o la influencer Xenia Tchoumi lleven rellenos en los labios, no. Esta técnica no se llama así porque las primeras en hacérsela hayan sido las mujeres rusas, si no porque trata de imitar esa forma tan característica de las bocas de muchas mujeres de esa parte del mundo. Un rasgo genético que al resto nos da mucha envidia.
Gracias a unos inyectables que se colocan en una zona específica del labio y con una técnica determinada se consigue que el relleno quede repartido de una manera mucho más natural sin esa proyección hacia adelante que dejaban otras técnicas que ya se están quedando anticuadas.
Una de las claves de su éxito tan rotundo es que antes de ponerlos se hace un estudio pormenorizado de la forma de la cara, en especial de la boca de cada cliente, y en función de eso se usa un tipo determinado de ácido hialurónico y se infiltra en la línea del contorno del labio, dos en el superior, una a cada lado, y otra en el centro del inferior. Siempre en el nivel más profundo de la mucosa húmeda y con una cánula muy fina en lugar de con aguja.
La idea es que el cambio no resulte artificial y que parezca algo totalmente natural, de ahí que se tenga muy en cuenta la base desde la que se parte. Por eso, es muy importante recurrir a buenos profesionales que sean expertos en realizar este tipo de técnicas. Algunos de los lugares más reconocidos son el Instituto Médico Láser y la Clínica de la Doctora Carla Barber. Con estas cosas no conviene jugársela.