¿Eres de las que no se ha puesto nunca jamás una mascarilla en la cara? Pues te estás perdiendo una de las experiencias de belleza más relajantes y beneficiosas para la piel que hay. Si ya lo haces pero todavía tienes dudas sobre cómo aplicarlas o la que mejor le va a tu piel, tranquila. Hemos preparado una guía para que no te quede ningún interrogante y sepas escoger la mascarilla ideal para ti.
Todo lo que necesitas saber sobre mascarillas faciales
- Prepara tu piel. Es imprescindible que antes de aplicar tu mascarilla, tengas la piel limpia y exfoliada. Desmaquíllate bien primero y después date un masaje con tu exfoliante facial habitual. Al tener el rostro libre de impurezas, los productos activos que contiene tu mascarilla penetrarán mejor en tu piel y serán mucho más efectivos.
- Escoge el producto adecuado. Todo depende de cómo sea tu tipo de piel. Si la tienes reseca o sensible busca mascarillas que aporten un extra de hidratación. Hay algunas que incluso se pueden dejar toda la noche y otras que vienen en formato tisú o papel. Todo depende de la textura que te guste más. Para pieles grasas o mixtas, las mejores son las purificantes, que ayudan a controlar los brillos y arrastran con ellas los granitos y puntos negros. Para pieles maduras, escoge las que tengan efecto tensor, las hay incluso para el cuello.
- Qué hacer mientras... Si tienes poco tiempo libre, siempre puedes optar por un producto de uso exprés o por realizar otras tareas mientras la llevas puesta, pero lo mejor es aprovechar esos minutos (normalmente no más de 15) para relajarse y no hacer nada. Puedes ojear tu Revista Clara, darte un masaje en las piernas o simplemente respirar. Al fin y al cabo, la mayoría de ellas son de uso semanal y seguro que te viene de perlas regalarte esos minutos.
- ¿Y ahora cómo me la quito? Las mascarillas de tisú son las más fáciles de retirar porque basta con tirar de ellas para que se despeguen sin más. Para el resto, lee primero las instrucciones, pero habitualmente basta con enjuagar la cara con agua (siempre tibia o fría para no resecar la piel y cerrar el poro) o utilizar una toalla de algodón. Seca tu cara con pequeños golpecitos y sin frotarla contra la toalla.
Por Sonia Murillo