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Los 15 errores que TODAS cometemos al limpiarnos la cara

Los hemos identificado y te contamos cuáles son para que les pongas remedio y dejes de hacerlos de una vez por todas.

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Carme del Vado

Redactora Jefe de CLARA.

magdalena fraj clara web
Magdalena Fraj

Periodista especializada en belleza.

Actualizado a

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No limpiarla dos veces al día

Es importante que limpies la piel de tu rostro por la mañana y por la noche. ¿Por qué? Por la mañana retiras los restos de producto de la noche anterior, "despiertas" tu piel, aumentas la circulación, eliminas células muertas y preparas tu piel para tu crema de día. Por la noche, en cambio, eliminas la suciedad acumulada del día y los restos de maquillaje y productos que hayas aplicado.

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No quitar el maquillaje antes de dormir

Las consecuencias de dormir con maquillaje son incontables y evidentes. Líneas delgadas en la piel, flacidez, arrugas... El maquillaje obstruye los poros y no deja que tu piel respire durante la noche. Irte a dormir con maquillaje es uno de los 9 errores más comunes que perjudican la piel. Por eso, quitarlo es básico para lucir una piel perfecta. 

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Usar agua muy caliente (o muy fría)

La temperatura del agua es clave. En lugar de optar por agua caliente, elige agua templada. Así evitarás sequedad, irritación y enrojecimieto de la piel.

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Frotar la piel demasiado fuerte

Evita frotar tu piel con demasiada fuerza si no quieres que se irrite. Cuando exfoliamos la piel, es normal aplicar un poco de presión (suave), pero si hablamos de la limpieza diaria, debemos hacerlo con cuidado si no queremos provocar rojeces o favorecer el exceso de grasa. Lo mismo ocurre cuando te seques la cara tras la limpieza, hazlo con toques suaves y sin frotar. 

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Utilizar crema o bálsamo

Un limpiador en gel o espuma siempre dejará menos residuos que uno en crema. Cuanto más ligero sea el producto (no quiere decir que sea menos eficaz), menos irritación y congestión causará sobre la piel. Además, uno suave dejará nuestro rostro mejor preparado para los productos que vendrán después: crema de noche, contorno de ojos...

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Hacerlo dos veces seguidas

¿Dos veces mejor que una? ¡No! Una limpieza correcta con un buen producto es más que suficiente. Cuantos más productos apliques a tu piel para limpiarla, más alterarás la función barrera de la piel y más sensible se volverá. Recuerda que si la limpias en exceso, eliminarás el manto protector de la piel y se deshidratará. Si la limpias menos, se taponarán los poros.

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No lavarte las manos antes

Puede que nunca hayas caído en este hábito, pero es muy importante que antes de tocarte la cara, laves bien tus manos. De esta manera, evitarás traspasar la suciedad y bacterias acumuladas a lo largo del día en las manos a la piel del rostro.

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Utilizar herramientas porque está de moda

Seguro que habrás visto multitud de gadgets de belleza que puedes utilizar. Te recomendamos que, si no sabes cómo se utilizan, no lo hagas. Antes de elegir uno, asegúrate que es adecuado para tu tipo de piel, edad, etc. Por ejemplo, si tu piel es grasa, puedes utilizar un cepillo sónico. Es 6 veces más eficaz que la limpieza manual y desincrusta la suciedad que obstruye los poros, renueva la textura y deja la piel más suave y luminosa.

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Evitar los ácidos

Un par de veces a la semana usa un limpiador que contenga ingredientes activos como el ácido salicílico (ideal para pieles grasas, ya que elimina las células muertas y combate los microorganismos que causan el acné), láctico o glicólico. Estos ácidos usados en una proporción baja aceleran la renovación de las capas superficiales de la piel. Si tienes la piel seca, después de la limpieza opta por cremas muy hidratantes con activos como el ácido hialurónico. ¿No sabes cuál es tu tipo de piel?

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No aplicar el limpiador correctamente

No echarse el limpiador facial en la dirección correcta es otro de los errores muy comunes que todas cometemos. ¿Cómo aplicarlo? Siempre haciendo movimientos circulares y hacia arriba con los dedos. Así te asegurarás de que el producto siempre limpie tu piel en profundidad. 

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Eliminar el maquillaje con toallitas desmaquillantes

Todas sabemos que las toallitas desmaquillantes son un producto muy cómodo, pero tienes que saber que solo limpian parcialmente y tienen un alto contenido de ingredientes químicos. Intenta siempre lavar la cara con un limpiador facial y deja las toallitas solo para ocasiones especiales.  

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No usar el tónico

El tónico ayuda a eliminar los últimos restos de maquillaje o suciedad que pueda haber dejado tu limpiador facial. Además, equilibra el pH de la piel y cierra los poros. Aplícalo con unos discos desmaquillantes.

 

Foto: Sarah Comeau vía Unsplash

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No desmaquillar los ojos primero

Si usas un producto específico para ojos y labios eliminarás el maquillaje con mayor facilidad (y no irritarás la piel). Siempre debes desmaquillar primero los labios y los ojos y continuar después por todo el rostro. 

 

Foto: Septian Simon vía Unsplash

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Aclarar poco

Ten en cuenta que muchos limpiadores faciales requieren que enjuagues el rostro más de una vez para que sus restos se eliminen por completo. Si no lo haces, notarás tu cara deshidratada y con los poros obstruidos. 

 

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Usar un producto inadecuado

Un producto inadecuado puede provocar la aparición de problemas en el cutis. Si tienes la piel seca prueba un aceite limpiador o una leche limpiadora. Los productos que mejor funcionan para pieles grasas y mixtas son las espumas y geles faciales. Y si tienes la piel sensible, el agua micelar será tu mejor aliado. 

¿Tu piel no está perfecta? Quizás estés haciendo algo mal...

Sabemos que una buena rutina de limpieza facial es básica para presumir de un rostro y una piel reluciente, joven y fresca, pero a veces no terminamos de conseguirlo. ¿Por qué? Puede ser que estés limpiando demasiado tu piel o, por el contrario, no lo hagas lo suficiente. Quizás el producto que utilizas no le vaya bien a tu piel o tus hábitos diarios no terminan de favorecer su salud.

Para que a partir de ahora puedas lucir un rostro impoluto, hemos seleccionado los 15 errores más comunes a la hora de limpiarnos la cara. Puede que creas que tu rutina es perfecta, pero después de ver los "fallos beauty" que tenemos en la galería, a lo mejor descubres que hay algo que no terminas de hacer bien y por eso tu piel no está tan perfecta como quisieras.

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¿Cuántas veces limpias tu piel al día?

Es importante que limpies la piel de tu rostro por la mañana y por la noche. Y es que por la mañana retiras los restos de producto de la noche anterior, "despiertas" tu piel, aumentas la circulación, elimipas células muertas y preparas tu piel para tu crema de día. Mientras que por la noche eliminas la suciedad acumulada del día y los restos de maquillaje y productos que hayas aplicado.

Tras leer esto no creas que cuantas más veces limpies la piel de tu cara, mejor, porque no es así. Por ejemplo, en nada beneficia una doble limpieza. Cuantos más productos apliques a tu piel para limpiarla, más alterarás la función de barrera natural de la piel y más sensible estará.

Recuerda que si la limpias en exceso, eliminarás el manto protector de la piel y se deshidratará. Y si la limpias menos, se taponarán los poros.

Cuidado con el agua

La temperatura del agua es clave. En lugar de optar por agua caliente, elige agua templada. Así evitarás sequedad, irritación y enrojecimieto de la piel. Si esto ya lo tienes en cuenta a la hora de lavar tu pelo sin estropearlo, ¿por qué no aplicar lo mismo a tu piel?

No frotes demasiado la piel

Evita frotar tu piel con demasiada fuerza si no quieres que se irrite. Cuando exfoliamos la piel, es normal aplicar un poco de presión (suave), pero si hablamos de la limpieza diaria, debemos hacerlo con cuidado si no queremos provocar rojeces o favorecer el exceso de grasa. Aplica esto mismo al momento de secarte la cara tras la limpieza, hazlo con suaves toquecitos y sin frotar.

Y pon atención a tus manos...

Sí, sí, como lees. Aunque estemos hablando de tu cara, es súper importante que antes laves bien tus manos. De esta manera, evitarás traspasar suciedad y bacterias acumuladas a lo largo del día en las manos a la piel del rostro. Te esfuerzas en presumir de una piel perfecta y quizás eres tú misma la que estás saboteándola.