Limpiadores, cremas hidratantes, productos antiarrugas, tónicos... La lista de los productos de belleza "básicos" parece interminable. Todos cumplen una función específica, pero... ¿Cómo aplicarlos para potenciar sus efectos? ¿Cuál es el orden que tenemos que seguir si queremos que nuestra rutina sea efectiva de verdad? No te preocupes, es más fácil de lo que crees. Solo hay que respetar la función de los productos y también las texturas porque, en este caso y reversionando a Pitágoras, "el orden de los cosméticos sí altera el resultado".
Simplificando la rutina de belleza, podríamos decir que hay que empezar por el producto más ligero y terminar con el más denso. ¿Por qué? Es lógico: si aplicamos un producto muy denso, este no permitirá la penetración de otro más ligero. Este orden hay que respetarlo porque, si no lo hacemos, los cosméticos no cumplirán las funciones para las que los estamos usando.
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