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Quizás no lo sabías, pero las arcillas, esos cristales minerales diminutos, se han convertido en uno de los ingredientes estrella en el mundo de la belleza. Consiguen eliminar las impurezas de nuestra piel, la exfolian logrando unificar el tono y, además, retiran las células muertas. Es el complemento perfecto para acabar con los poros obstruidos y también con los puntos negros.
No obstante, ni todas son iguales, ni todas sirven para lo mismo. Las arcillas han evolucionado como cualquier otro ingrediente cosmético. Todo ello para potenciar su acción y alcanzar así los mejores resultados. "Las marcas avaladas por los laboratorios suelen pasar controles de calidad muy altos. Y, a título personal, puedo decir que una arcilla estará haciendo bien su trabajo cuando vemos que nuestro rostros recupera luminosidad, sin exceso de brillos, y cuando vemos el llamado efecto flash inmediaro", nos explica Paloma Ruiz Majadas, directora de la FarmaciaV30.
Una arcilla para cada tipo de piel
¿Las más famosas? La blanca, la verde y la roja. "La arcilla blanca está indicada para las pieles grasas y sensibles, y la verde es perfecta para pieles muy grasas o con exceso de sebo. Luego está la llamada roja o medicinal, que se emplea para desintoxicar el cuerpo, reducir la inflamación y para efectos calmantes y refrescantes", nos cuenta Ester López, del centro estético Alexandra Arráez. Sin embargo, no son las únicas. Actualmente, existen seis tipos de arcilla (clasificada por colores), que le aportan a nuestra piel luminosidad, control y efectos antibacterianos.
- Arcilla verde. Se caracteriza por su efecto purificante y antibacteriano. La arcilla verde limpia la piel en profundidad, ofreciendo una sensación de frescor muy agradable. Es perfecta para pieles grasas, para aquellas que sufren problemas de acné, puntos negros y poros dilatados.
- Arcilla violeta. La utilizan aquellas personas con pieles secas, sensibles, delicadas y con falta de brillo. Además, cuenta con propiedades antienvejecimiento, que restauran la suavidad y la elasticidad de la piel, al mismo tiempo que la desintoxican. Verás cómo tu piel se vuelve mucho más luminosa.
- Arcilla rosa. Tiene propiedades descongestionantes, antinflamatorias, cicatrizantes y absorbentes. Por lo que es apta para todo tipo de pieles, pero en especial para las pieles sensibles. La arcilla rosa limpia en profundidad devolviéndole a tu cutis una apariencia saludable.
- Arcilla negra. Es la más famosa y también una de las más eficaces a la hora de desintoxicar las pieles grasas. Entre sus propiedades, se encuentra la capacidad descongestionante, absorbente, calmante y cicatrizante.
- Arcilla roja. Aporta suavidad y firmeza, reduciendo en gran medida las arrugas, manchas y signos de la edad. La arcilla roja actúa como un tratamiento terapéutico natural, regenerando la piel y estimulando la cicatrización. Es adecuada para todo tipo de pieles aunque, sobre todo, para pieles mixtas y con tendencia acneica.
- Arcilla blanca. Su efecto es purificante, ya que elimina las toxinas y acaba con las células muertas de nuestra piel. Es ideal para pieles secas y de apariencia mate. Además, notarás como tu dermis se vuelve tersa, suave y muy luminosa.
Cuándo se debe aplicar la arcilla
Todo depende del tipo de piel que tengas. "Los efectos de las arcillas son muy efectivos, pero no hay que abusar de ellos", nos cuenta la dermofarmacéutica Paula García Rojas. "Si tu piel es sensible o seca, lo mejor es aplicarlas una vez por semana. Si es grasa o mixta, dos como máximo", añade.
Otra de las incógnitas más comunes es saber en qué momento de nuestra rutina beauty es mejor usarlas. Y la respuesta es fácil: siempre después de la exfoliación. Eso te ayudará a conseguir mejores resultados. No obstante, no te olvides de continuar con tu ritual. Tras la arcilla: contorno de ojos, sérum e hidratante.
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