Cómo conseguir una piel perfecta
No sabes por qué, tú, que te cuidas la piel como nadie e inviertes horas y horas en rituales de belleza caseros, no consigues tenerla tal y como te gustaría. Por el contrario, esa amiga que pasa de todo, y que simplemente se lava la cara “con agua y jabón” y utiliza la crema del bote azul para todo, tiene una piel estupenda. ¡Envidia infinita!
Pues bien, no solo la genética juega un papel importante aquí, sino también los hábitos y pequeños gestos que haces cada día (seguro que sin darte cuenta) y que no sientan nada bien a tu piel. Tienes que cuidar tu piel por fuera y por dentro, y puede que algunas de las rutinas que haces cada día la estén dañando. Descubre qué estás haciendo mal y ponle remedio. ¡Tu piel te lo agradecerá!
La regla básica: desmaquíllate siempre
Sabemos que a veces da mucha pereza, sobre todo en esos días en los que has tenido una cita o evento especial y has "abusado" un poco más de lo habitual del maquillaje. Evita siempre, siempre y siempre irte a la cama sin desmaquillarte, ya que lo único que conseguirás es que tu piel se resienta. Y, sí, aunque no te maquilles, deberías hacerlo. Conviene limpiar la piel de las impurezas y suciedad que se acumulan a lo largo del día.
Te en cuenta que cuando te apliques la crema hidratante después de desmaquillar no debes pasarte con la cantidad. Y es que si te pones demasiado puedes obstruirla y conseguir el efecto contrario al deseado. Además, en el caso del contorno de ojos, por ejemplo, si utilizas uno que sea muy untuoso, puedes provocar que aparezcan granitos blancos de grasa o bolsas en esa zona.
¿Te tocas mucho la cara?
Las manos están en contacto permanente con superficies sucias, así que si no te las lavas con frecuencia y te tocas la cara, imagina todas las bacterias que estás aportando a tu rostro. Esta suciedad puede acumularse y favorecer la obstrucción de los poros, ocasionando un repentino brote de acné.
Y si tienes la manía de quitarte los granitos, que sepas que es malísimo para tu piel. En lugar de sanearla, lo que en realidad estás haciendo es liberar las bacterias del fondo del grano y puedes provocar que el acné se extienda. Si además eres de las que lo revienta una vez, y otra, y otra... lo único que conseguirás es que en la zona aparezcan manchas oscuras e incluso cicatrices.
Cuida tu alimentación
Por ejemplo el café, el azúcar o los precocinados no le hacen ningún favor a tu piel. La cafeína es diurética y propicia que la piel se deshidrate y parezca apagada y sin brillo. Por lo tanto, intenta no tomar más de 2 cafés al día. Y si lo tomas con leche, cuidado, porque algunos estudios han demostrado que la leche tiene sus propias hormonas y factores de crecimiento, que se absorben, pasan
a la sangre y pueden causar acné. El azúcar por su parte, tomado en exceso, se une a las proteínas de la piel provocando o agravando la flacidez.