Cosas de casa

Los 15 errores de limpieza que los expertos quieren que dejes de cometer

Si quieres limpiar a fondo y no cometer ningún fallo, descubre los errores de limpieza más comunes. Los haces sin darte cuenta, pero es muy fácil corregirlos ¡si sabes cómo!

nacho benavides
Nacho Benavides

Periodista especializado en cocina, hogar y decoración.

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1. Comenzar por los muebles

Uno de los errores de limpieza más comunes es comenzar a limpiar por los muebles y todas las superficies, dejando el suelo para el final. Y resulta que lo recomendable es todo lo contrario: empezar por el suelo, y luego el resto. ¿Por qué? Pues porque el suelo es uno de los lugares donse se acumula más suciedad y, al limpiarlo, podemos desplazar sin querer los gérmenes a las superficies que habíamos limpiado previamente.

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2. Limpiar de forma desordenada

Una vez limpiado el suelo, sí es recomendable seguir un orden que vaya de arriba abajo. O sea que primero hay que limpiar las superficies de muebles y estanterías que están más elevadas e ir descendiendo. Así evitas que el polvo pueda caer sobre las superficies que ya has limpiado.

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3. Pasar la escoba en lugar del aspirador

Siempre que puedas, utiliza el aspirador. La escoba desplaza el polvo y la suciedad de un lugar a otro, pero no los acaba de eliminar del todo. El aspirador, en cambio, recoge mucho mejor todas las partículas. Ahora bien, para evitar riesgos debes vaciar la bolsa donde se acumula la suciedad, o cambiarla después de cada uso.

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4. Utilizar los mismos productos y bayetas para todo

No uses los mismos trapos y utensilios para limpiar toda la casa. Las bayetas y estropajos del baño, por ejemplo, no se pueden usar en el resto de estancias, y viceversa. Tampoco te dejes engañar por los limpiadores multiusos. No existe ningún producto que lo limpie todo. Cada tipo de superficie o material requiere un producto adecuado.

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5. Olvidarse de desinfectar

Otro error típico de limpieza y orden, provocado en muchas ocasiones por el abuso de los productos multiusos, es olvidarse de desinfectar ciertos elementos y estancias. Para el baño, por ejemplo, es necesario utilizar un limpiador específico que, además de limpiar, desinfecte. Y en especial en el inodoro, recordando limpiar también la escobilla y el recipiente donde se pone.

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6. No limpiar los trapos, bayetas, gamuzas...

Uno de los principios básicos de una limpieza correcta es utilizar utensilios y herramientas que estén limpios. Parece algo obvio, pero a menudo los guardamos después de usarlos sin haberlos limpiado... Usar trapos, bayetas, gamuzas, fregonas y escobas sucias no solo dificulta la limpieza, sino que puede "ensuciar" en lugar de "limpiar", y ser perjudicial para la salud al ir acumulando y propagando gérmenes.

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7. Dejar que todo se seque al aire

Otro clásico de los errores de limpieza es dejar que muebles, encimeras y suelos se sequen al aire libre después de limpiarlos con algún limpiador líquido, lo que provoca que queden marcas, manchas o gotas del producto al secarse. Para evitarlo, seca las superficies de muebles y mamparas con paños de microfibra, y pasa una mopa seca por el suelo.

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8. Permitir que el polvo se acumule

Al abrir puertas y ventanas, ventilar la casa, o cuando circulamos por ella simplemente, el polvo lo va invadiendo todo silenciosamente, pero solo lo limpiamos de los lugares más visibles. Los altos de estantes y armarios, los marcos, juntas y detrás de las puertas, bajo las camas, o entre los cojines y las costuras de sofás y butacas son algunos de sus lugares predilectos. Si no lo retiras regularmente, puede acabar desplazándose a zonas limpias.

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9. Confiar en el plumero

A no ser que sean de un material electrostático que realmente "atrape" el polvo, los plumeros de toda la vida solo lo desplazan, no lo recogen. Lo más indicado para quitar el polvo son las gamuzas y los trapos de microfibra doblados, ir cambiando de lado a medida que vayan acumulando suciedad, y lavarlos después de usarlos.

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10. Descuidar interruptores, mandos, pomos...

Interruptores de luz, pomos de las puertas y mandos de los electrodomésticos son algunos de los puntos de la casa que más tocamos literalmente y, por lo tanto, donde se depositan más gérmenes y bacterias. Si quieres evitar que se acumulen y se propaguen, lo más recomendable es limpiarlos periódicamente. Para llegar hasta el punto más recóndito, puedes usar cepillos de dientes, palillos o bastoncillos como los que se usan para las orejas.

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11. Limpiar los cristales con sol directo

Está muy bien esperar a que no llueva para limpiar los cristales. Pero nunca lo hagas con sol directo, ya que el limpiacristales se seca a toda prisa sin darte tiempo a eliminar todos los restos de producto. Y además provoca los típicos reflejos, que no vemos hasta que el sol desaparece.

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12. Pulverizar directamente sobre las superficies

Menos en los casos en los que el producto indique hacerlo, los limpiadores se deben rociar sobre los paños o trapos, nunca directamente sobre las superficies que vayas a limpiar. Por un lado, no desperdiciarás producto. Y por otro, evitarás posibles daños en el mueble o las piezas que vas a limpiar, ya que estos productos pueden ser muy abrasivos a largo plazo si se aplican directamente.

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13. No limpiar cortinas, cojines, colchones...

Pocas veces, o nunca, nos acordamos de limpiar las cortinas, los cojines, los almohadones o los colchones, que son lugares donde se acumula mucha suciedad e infinitos ácaros. Las cortinas se deberían aspirar regularmente y limpiar al menos una vez cada dos meses. Los cojines, sacudirlos y lavarlos una vez al mes, como también los cubrealmohadones y los cubrecolchones. Y el colchón, cambiarlo cada diez años, girarlo regularmente y desinfectarlo.

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14. Pasar de los electrodomésticos

Otro error de limpieza muy extendido es creer que no es necesario limpiar la lavadora, el lavavajillas, el microondas, el horno y otros electrodomésticos. Y nada más alejado de la realidad. La lavadora acumula suciedad, partículas de tejidos, moho y malos olores. El lavavajillas, gérmenes y restos de alimentos. Y el microondas y el horno, grasa, salpicaduras y comida. Para evitarlo, hay que lavarlos periódicamente.

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15. Renunciar a limpiar rincones y recovecos

Ya sea por descuido o por las dificultades que entraña, también solemos olvidar limpiar rincones y recovecos de difícil acceso como las guías de las puertas correderas, las lamas de las persianas, las estructuras de los radiadores, o la parte trasera del frigorífico. Para evitarlo puedes utilizar el aspirador, o llegar hasta el último rincón con ayuda de una espátula de cocina recubierta con un paño o un calcetín viejo, por ejemplo.

1. Comenzar por los muebles

Uno de los errores de limpieza más comunes es comenzar a limpiar por los muebles y todas las superficies, dejando el suelo para el final. Y resulta que lo recomendable es todo lo contrario: empezar por el suelo, y luego el resto. ¿Por qué? Pues porque el suelo es uno de los lugares donde se acumula más suciedad y, al limpiarlo, podemos desplazar sin querer los gérmenes a las superficies que habíamos limpiado previamente.

2. Limpiar de forma desordenada

Una vez limpiado el suelo, sí es recomendable seguir un orden que vaya de arriba abajo. O sea que primero hay que limpiar las superficies de muebles y estanterías que están más elevadas e ir descendiendo. Así evitas que el polvo pueda caer sobre las superficies que ya has limpiado.

3. Pasar la escoba en lugar del aspirador

Siempre que puedas, utiliza el aspirador. La escoba desplaza el polvo y la suciedad de un lugar a otro, pero no los acaba de eliminar del todo. El aspirador, en cambio, recoge mucho mejor todas las partículas. Ahora bien, para evitar riesgos debes vaciar la bolsa donde se acumula la suciedad, o cambiarla después de cada uso.

4. Utilizar los mismos productos y bayetas para todo

No uses los mismos trapos y utensilios para limpiar toda la casa. Las bayetas y estropajos del baño, por ejemplo, no se pueden usar en el resto de estancias, y viceversa. Tampoco te dejes engañar por los limpiadores multiusos. No existe ningún producto que lo limpie todo. Cada tipo de superficie o material requiere un producto adecuado. Y si no quieres abusar de los productos químicos, hay un montón de productos de limpieza caseros que son mucho más ecológicos y menos perjudiciales para la salud.

5. Olvidarse de desinfectar

Otro error típico de limpieza y orden, provocado en muchas ocasiones por el abuso de los productos multiusos, es olvidarse de desinfectar ciertos elementos y estancias. Para el baño, por ejemplo, es necesario utilizar un limpiador específico que, además de limpiar, desinfecte. Y en especial en el inodoro, recordando limpiar también la escobilla y el recipiente donde se pone.

6. No limpiar los trapos, bayetas, gamuzas...

Uno de los principios básicos de una limpieza correcta es utilizar utensilios y herramientas que estén limpios. Parece algo obvio, pero a menudo los guardamos después de usarlos sin haberlos limpiado... Usar trapos, bayetas, gamuzas, fregonas y escobas sucias no solo dificulta la limpieza, sino que puede "ensuciar" en lugar de "limpiar", y ser perjudicial para la salud al ir acumulando y propagando gérmenes.

7. Dejar que todo se seque al aire

Otro clásico de los errores de limpieza es dejar que muebles, encimeras y suelos se sequen al aire libre después de limpiarlos con algún limpiador líquido, lo que provoca que queden marcas, manchas o gotas del producto al secarse. Para evitarlo, seca las superficies de muebles y mamparas con paños de microfibra, y pasa una mopa seca por el suelo.

8. Permitir que el polvo se acumule

El polvo es uno de los peores enemigos de la limpieza. Al abrir puertas y ventanas, ventilar la casa, o cuando circulamos por ella simplemente, el polvo lo va invadiendo todo silenciosamente, pero solo lo limpiamos de los lugares más visibles. Los altos de estantes y armarios, los marcos, juntas y detrás de las puertas, bajo las camas, o entre los cojines y las costuras de sofás y butacas son algunos de sus lugares predilectos. Si no lo retiras regularmente, puede acabar desplazándose a zonas limpias.

9. Confiar en el plumero

A no ser que sean de un material electrostático que realmente "atrape" el polvo, los plumeros de toda la vida solo lo desplazan, no lo recogen. Lo más indicado para quitar el polvo son las gamuzas y los trapos de microfibra doblados, ir cambiando de lado a medida que vayan acumulando suciedad, y lavarlos después de usarlos.

10. Descuidar interruptores, mandos, pomos...

Interruptores de luz, pomos de las puertas y mandos de los electrodomésticos son algunos de los puntos de la casa que más tocamos literalmente y, por lo tanto, donde se depositan más gérmenes y bacterias. Si quieres evitar que se acumulen y se propaguen a través de las manos que los van tocando, lo más recomendable es limpiarlos periódicamente. Para llegar hasta el punto más recóndito, puedes ayudarte de cepillos de dientes, palillos o bastoncillos como los que se usan para las orejas.

11. Limpiar los cristales con sol directo

Está muy bien esperar a que no llueva para limpiar los cristales. Pero nunca lo hagas con sol directo, ya que el limpiacristales se seca a toda prisa sin darte tiempo a eliminar todos los restos de producto. Y además provoca los típicos reflejos, que no vemos hasta que el sol desaparece.

12. Pulverizar directamente sobre las superficies

Menos en los casos en los que el producto indique hacerlo, los limpiadores se deben rociar sobre los paños o trapos, nunca directamente sobre las superficies que vas a limpiar. Por un lado, no desperdiciarás producto. Y por otro, evitarás posibles daños en el mueble o las piezas que vayas a limpiar, ya que estos productos pueden ser muy abrasivos a largo plazo si se aplican directamente.

13. No limpiar cortinas, cojines, colchones...

Barremos y fregamos el suelo, quitamos el polvo, limpiamos la cocina y el baño, ¡y listo! Pocas veces, o nunca, nos acordamos de limpiar las cortinas, los cojines, los almohadones o los colchones, que son lugares donde se acumula mucha suciedad e infinitos ácaros. Las cortinas se deberían aspirar regularmente y limpiar al menos una vez cada dos meses. Los cojines, sacudirlos y lavarlos una vez al mes, como también los cubrealmohadones y los cubrecolchones. Y el colchón, cambiarlo cada diez años, girarlo regularmente y desinfectarlo con ayuda de bicarbonato.

14. Pasar de los electrodomésticos

Otro error de limpieza muy extendido es creer que no es necesario limpiar la lavadora, el lavavajillas, el microondas, el horno y otros electrodomésticos. Y nada más alejado de la realidad. La lavadora acumula suciedad, partículas de tejidos, moho y malos olores. El lavavajillas, gérmenes y sobras de alimentos. Y el microondas y el horno, grasa, salpicaduras y restos de comida. Para evitarlo, hay que lavarlos periódicamente con productos específicos o con algunos de nuestros trucos de limpieza caseros.

15. Renunciar a limpiar rincones y recovecos

Ya sea por descuido o por las dificultades que entraña, también solemos olvidar limpiar rincones y recovecos de difícil acceso, como las guías de las puertas correderas, las lamas de las persianas, las estructuras de los radiadores, o la parte trasera del frigorífico. Para evitarlo puedes utilizar el aspirador, o llegar hasta el último rincón con ayuda de una espátula de cocina recubierta con un paño o un calcetín viejo, por ejemplo.