¡Ayuda!

Ordenar utilizando el método Marie Kondo

Inés, nuestra directora de arte, se propuso ordenar su armario (y los de sus 3 hijos) utilizando el método Marie Kondo. ¿Lo habrá conseguido?

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Mamen Lorenzo

Directora de Estrategia Digital

Actualizado a

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Difícil, no... ¡lo siguiente!

Soy Inés, directora de arte de la Revista Clara, y he estado 21 días intentando ordenar mis armarios siguiendo el método Marie Kondo. Antes de empezar con el reto y con la excusa de tener que hacerlo, dejé que los armarios (en casa somos 4) se fueran desordenando por ellos solos. ¡Una tarea muy fácil! Si quieres saber si conseguí o no mi reto, sigue leyendo...

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Mi compañera de sueños: Marie Kondo

Logré encontrar tiempo para documentarme y leer a mi querida Kondo. Mi objetivo era ordenar 3 armarios: el mío, el de mi hija Luisa y el del pequeño, Tomás. En casa somos 4 pero, por increíble que parezca, el armario de mi hijo mayor, Alberto, ¡funciona solo! Él, a sus 22 años, es el que tiene sus cosas más ordenadas, es mi ídolo.

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El armario de Tomás, A.M.K. (antes de Marie Kondo)

Empecé el reto por el armario del pequeño, un caos total provocado por mí, porque él ni lo abre... 

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El armario de Tomás, D.M.K. (después de Marie Kondo)

Seguí todas las normas de Marie Kondo y ahora da gusto abrirlo, todo ordenado, por colores, por temas, nada sobra y todo es “ponible”. He conseguido que Tomás, mi hijo pequeño, también abra su armario y coja su ropa. Creo que antes le daba miedo...

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No acaba aquí la cosa...

¡Así luce ahora el cajón de sus camisetas! A primera vista puede ver qué camisetas tiene, qué color le apetece ponerse hoy y todo bien ordenadito. 

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El armario de mi hija Luisa

Pero mi verdadero reto y del que estoy más orgullosa es haber ordenado el armario y el cuarto de Luisa. Nos metimos un día entero y tiramos un montón de cosas acumuladas por ella en los tres últimos años: carpetas, apuntes, regalitos, ropa, ropa, ropa… 

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Reaprovechar lo que ya no usamos

También apartamos todo lo que podía ser reutilizado por otras personas. Aunque ella desistió a las 3 horas, yo continué hasta terminar. Nos hemos ahorrado ir a Ikea a comprar otro armario, le cabe todo, ella está más feliz y lo encuentra todo.

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Y mi armario...

Como siempre en una mami, ha sido el que he dejado para el final. Aproveché el cambio de armario y puse muchísimo orden. Me he deshecho de muchísima ropa porque yo tengo la teoría de que, a mi edad, eso de ir de vintage no sirve. ¡No vaya a ser que me consideren vintage a mí!

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¡Así da gusto!

Considero que he conseguido el reto en un 85% porque aún me queda pendiente ordenar mis zapatos y la ropa interior, pero... ¿quién no tiene pendiente algo?

Hace unos días estaba escuchando –que no viendo– Telecinco, y oí la noticia de que las mujeres españolas somos las que menos ejercicio hacemos y que no tenemos excusas. En ese momento, con lo fina que soy, no pude evitar soltar un taco. Yo, subida en una escalera colgando las cortinas recién sacaditas de la lavadora y sin tiempo para el gym: inexcusable.

Como me sobra el tiempo, mi jefa me propuso –para no caer en el aburrimiento o la monotonía– un pequeño reto que me ayudaría en el día a día y con el que lograría conseguir un poco de tiempo para mí. Eso sí, para destinarlo al gym o a correr, ¡aghhh! Mens sana in corpore sano.

¿Cuál era mi reto? ¡Ordenar siguiendo el método de Marie Kondo!

Me ha costado hacerlo…. Y todavía tengo pendiente arreglar mi cajón de ropa interior (al que no voy a hacer foto) y el armario de los zapatos (soy una pequeña Imelda, lo reconozco). Pero no hay forma, no encuentro tiempo o no quiero. Siempre hay algo mejor que hacer. Y dejar una parte de mí en desorden, en el fondo, ya me gusta.

Antes de empezar y con la excusa de tener que hacerlo, dejé que los armarios se fueran desordenando por ellos solos. Una tarea muy fácil, claro está...

Reto dentro del reto

Encontrar tiempo para documentarme y leer a mi querida Kondo, que pasó a ser compañera de sueños. Ahí estaba, en mi mesita de noche. Y ahí sigue, pero cada vez más enterrado debajo de la pila de libros que me acompañan cada noche y que no consigo acabar.

Ordenar tres armarios de cuatro

En casa somos cuatro, pero el armario de mi hijo mayor funciona solo. Él, a sus 22 años y por increíble que parezca, es el que tiene sus cosas más ordenadas, es mi ídolo. Empecé por el armario del pequeño, un caos total provocado por mí (él ni lo abre) porque, como os contaba, antes del reto incidí en que se desordenase “por sí mismo”.

Resultado del reto: ¡conseguido!

Seguí todas las normas de Marie Kondo y ahora da gusto abrirlo, todo ordenado, por colores, por temas, nada sobra y todo es “ponible”. He conseguido que Tomás, mi hijo pequeño, también abra su armario y coja su ropa. Creo que antes le daba miedo...

Pero mi verdadero reto y del que estoy más orgullosa es haber ordenado el armario y el cuarto de mi hija Luisa. Nos metimos un día entero y tiramos un montón de cosas acumuladas por ella en los tres últimos años: carpetas, apuntes, regalitos, ropa, ropa, ropa… Ella desistió a las 3 horas, pero yo continué hasta terminar.

A mi edad, eso de ir de vintage no sirve. ¡No vaya a ser que me consideren vintage a mí!

Nos hemos ahorrado ir a Ikea a comprar otro armario, le cabe todo, ella está más feliz y lo encuentra todo.

Mi armario, como siempre en una mami, ha sido el que he dejado para el final. Aproveché el cambio de armario y puse muchísimo orden. Me he deshecho de muchísima ropa porque yo tengo la teoría de que, a mi edad, eso de ir de vintage no sirve. ¡No vaya a ser que me consideren vintage a mí! Así que cada temporada me gusta comprarme prendas para ir a la moda.

Aunque...

Considero que he conseguido el reto en un 85%, porque aún me queda pendiente ordenar mis zapatos y la ropa interior, pero... ¿quién no tiene pendiente algo? Ahora mismo voy a salir a correr tal y como me prometí si conseguía poner en orden mis armarios. ¡Bien!