Korfball: el deporte de la igualdad de género

Cuatro chicas y cuatro chicos. Así es un equipo de korfball. Juegan en un campo dividido en dos canchas. En cada una, una cesta a 3,5 m de altura y la mitad del equipo en paridad absoluta: dos chicas y dos chicos. "Aquí no hay jugadores especializados, no hay pívots, ni aleros –nos cuenta Kira Menén, presidenta de la Federación Catalana de Korfball–. Hay dos únicos roles que todos cumplen por igual y por turnos: atacar para encestar y defender la cesta". El korfball es paritario y huye de las invidualidades. Adiós diferencias entre hombres y mujeres. Adiós guerra de sexos. Vamos a conocer un poco más sobre este deporte que se juega en Cataluña desde 1982. Un deporte que no pasará desapercibido en 2020, el año del turismo deportivo en Cataluña.

¿LOS HOMBRES SON DE MARTE Y LAS MUJERES DE VENUS?

No en el korfball. Jessica Lechuga, jugadora del Club Korfball Vallparadís, de Terrassa, y miembro de la Selección Catalana de Korfball, nos explica el porqué: "En este juego todos tenemos que aportar por igual. No es un deporte como el baloncesto o el fútbol, en el que tú solo puedes acercarte a una canasta o a una portería y marcar. Si tienes el balón, no te puedes mover, solo pasarlo a un compañero que esté desmarcado para que pueda encestar. Todos nos necesitamos y esto hace que no haya diferencias entre jugadores".

JUEGO LIMPIO Y PARA TODOS

Berta Alomà, jugadora del Korbal Club Barcelona y también miembro de la selección catalana, tiene 27 años y juega al korfball desde los 11. Una de las cosas que la atrajo de este deporte fue su fairplay."Es un deporte muy limpio porque penaliza el contacto físico, y a la vez, es un deporte en el que puede jugar todo el mundo: más altos, más bajos... Rompe estereotipos". La edad tampoco es un problema. La experiencia de Jessica, de 32 años, lo confirma: "Con los años veo mejor la jugada, con lo que no tengo que correr tanto y mis movimientos son de más calidad. Si estás en forma, con 40 años puedes estar jugando perfectamente".

2020 es el año del turismo deportivo en Cataluña, un contexto idóneo para descubrir deportes como el korfball

UN RETO DE RESISTENCIA

En el korfball, el movimiento es continuo e intenso. Lo ideal, según las jugadoras, es complementar los entrenamientos de equipo con sesiones de gimnasio para reforzar la musculatura y aumentar la resistencia física. Una resistencia que deben tener por igual hombres y mujeres, y que sepulta la casposa frase de "sexo débil". "Tienes que defender a tus compañeros y atacar como ellos –dice Jessica–. Eres uno más y nadie está en un segundo plano. En el korfball todo el mundo es importante".

Un deporte con grandes valores: igualdad, compañerismo, y no violencia

EL ORIGEN

El korfball nació en Holanda en 1902. Nico Broekhuysen, un profesor de Amsterdam, lo creó basándose en el juego sueco Ringball. En Europa y en el resto del mundo, es un deporte con mucha presencia, pero en España sigue siendo minoritario. No obstante, Cataluña es uno de los territorios donde más se practica gracias a las escuelas, que ven en el korfball un deporte con grandes valores: igualdad, cooperación, compañerismo, no violencia, no especialización y coeducación.

UN BUEN LUGAR PARA VER KORFBALL (Y JUGAR)

Luis Rosa, Director Técnico de la Federación Catalana de Korfball, nos cuenta que fue en 1985 cuando este deporte llegó Cataluña "de la mano de un profesor de educación física de Terrassa que lo introdujo en su colegio y a partir de allí fueron interesándose más centros y surgieron clubes en Barcelona, Badalona, Montcada i Reixach, Vacarisses, Cerdanyola o Platja d'Aro". Cataluña cuenta incluso con su propia selección desde 2005, cuando recibió el reconocimiento por parte de la International Korfball Federation, que le da derecho a participar en competiciones internacionales. ¿Su último gran logro? Bronce en el Campeonato Europeo del 2016.

JUGADORAS, ENTRENADORAS Y ÁRBITROS

Pero si en la cancha de korfball las mujeres tienen el mismo peso que los hombres, como entrenadoras y árbitros todavía tienen mucho camino por recorrer. "Yo también soy entrenadora –nos cuenta Berta–, pero hay más hombres entrenadores que mujeres, y sobre todo hay más árbitros. Aquí solo tenemos una árbitro, que es internacional: Olga Gandía. Aun así, la Federación nos apoya e incentiva que las mujeres escalen a estos puestos". Un futuro para estas jugadoras que no imaginan una vida sin korfball. "Un día tendré que retirarme, claro –dice Jessica– pero quiero estar vinculada a este deporte. Y si tengo hijos, ¡tendrán una canasta en casa!".

Las fotografías son de un partido de Supercopa de Korfball entre los equipos Barcelona y Vallparadís. ©Lorena Glove

Para más información: catalunya.com