Ser feliz

Rafa Santandreu

Ser feliz

Soy psicólogo por la Universidad de Barcelona y me dedico al trabajo con pacientes, a la formación de profesionales de la salud y a la divulgación de la psicología dando conferencias. Soy autor de varios best sellers:“El arte de no amargarse la vida” , "Ser feliz en Alaska" o "Nada es tan terrible". Desde aquí, cada semana responderé a vuestras consultas. ¿Mi objetivo? Que podáis ser felices en cualquier situación, incluso contra viento y marea.Más información sobre mí.

Ser feliz con Rafa Santandreu

"Mi marido es gay"

"Después de 25 años casados, mi marido me dice que es homosexual. Estoy en shock... ¿qué puedo hacer?".

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Rafael Santandreu

Psicólogo y autor del libro "Sin Miedo".

Actualizado a

A mis 50 años de edad, después de 25 años de matrimonio y una hija preciosa de 16 años, mi marido me ha dicho que es homosexual. ¡Estoy en estado de shock! ¿Qué se supone que he de hacer? Yo le amo y creo que él también a mí, pero me dice que ha tenido un rollo con un hombre y le ha encantado. Él hasta entonces se lo había negado, pero lo es. Él tampoco sabe qué hacer.

Se trata de una situación muy interesante, porque podemos aplicar muchos principios de la psicología cognitiva o del pensamiento. Fíjate en que nuestra terapia dice que no hay que exagerar ninguna adversidad, que se puede ser feliz prácticamente en cualquier tesitura: eso sí, si no te dices lo contrario. Con amor, positividad y alegría ante la abundancia de la vida, todo es mucho más fácil de solucionar.

Otro principio: la sexualidad no es tan importante como, a menudo, imaginamos. Ni por activa ni por pasiva. Es solo una función más de los diferentes instintos humanos. Es mucho más importante el amor por la vida y por los demás.

Dicho esto, está claro que podríais hacer un montón de cosas y todas serían válidas. Por ejemplo, que tu marido dejase el matrimonio y buscase una relación homosexual estable. Otra opción, sin embargo, es que sigáis bien casados y él renuncie a la sexualidad gay. Y una tercera, que sigáis felizmente casados y que él pueda tener escarceos homosexuales fuera del matrimonio. (Por supuesto, tú también si lo deseas).

Si todos entendiésemos la sexualidad como lo que es: un juego divertido, amoroso, vital, y no el tabú terrible que le asignamos... veríamos claramente que la segunda y tercera opción son muy buenas. Renunciar a cierto tipo de sexo no tiene nada de especial: muchos monjes y monjas lo hacen y están más felices que unas pascuas. Y tener amantes no tiene importancia: de hecho, ha sido –y es– lo común, se admita o no.