Mi madre está con depresión desde hace años. Acude a terapia, pero no acaba de estar bien. Su psicóloga le ha recomendado que vaya al psiquiatra para ver si podría tomar antidepresivos, pero le da bastante miedo tomarlos por los efectos secundarios. Además, he oído que causan dependencia.
Este es un tema muy interesante y delicado porque, por mi experiencia, algunas personas parecen necesitar una ayuda extra para estabilizar su estado de ánimo, pero muchas otras no, la psicoterapia es más que suficiente. ¿Cómo saber quién está en un grupo y quién en otro? Hay varios factores que nos ayudan a decidir.
Uno de ellos es el tipo de problemática, ya que hay algunas alteraciones que no suelen llegar a solucionarse del todo sin ayuda de psicofármacos. Dos de ellas, por ejemplo, son el trastorno bipolar o las depresiones endógenas, aquellas que no se deben a ningún factor externo, que aparecen por sí solas. Un buen psicólogo os podrá ayudar a distinguir unas de otras.
Con respecto al miedo a estas pastillas, te diré que hoy en día existen antidepresivos que causan menos problemas que las aspirinas o el ibuprofeno. Es decir, prácticamente nada. La inmensa mayoría de sus usuarios están muy contentos con ellos. Cientos de miles de personas los han estado tomando durante 20 años o más y están perfectamente. Por lo tanto, no hay nada que temer.
El asunto de la dependencia no está claro. Hay personas que han tomado antidepresivos durante seis meses o un año y luego los han dejado sin dificultad. Otras explican que ya no los pueden dejar porque tienen la impresión de que se ponen peor que antes.
Mi opinión es que se trata de valorar varios aspectos al mismo tiempo y hacer balance de riesgos y beneficios. Por ejemplo, tu madre ha hecho psicoterapia y parece que ha llegado al máximo de su mejoría con ella. Si su depresión no tiene una causa clara como el fallecimiento de un ser querido u otra adversidad grave, es posible que se trate de una depresión endógena. Estos dos factores nos indican que podría ser un buen momento para probar los psicofármacos. Eso sí, siempre hay que acudir a un psiquiatra y hacer un seguimiento, al menos anual, junto con él.