Tengo una amiga con la que me llevo genial y me lo paso muy bien, pero hace tiempo le dejé unos vestidos y aún no me los ha devuelto. Ahora me ha pedido unos zapatos y no quiero dejárselos por si se los queda, pero no sé cómo decírselo, me da miedo que se ofenda o que me mal interprete.

Te diría que hablaras con ella de forma sencilla y amorosa, incluso puedes decirle que precisamente porque valoras su amistad, quieres aclarar esto. Esta situación es muy frecuente y la mayoría de la gente decide no pedir que le devuelvan lo que ha prestado por temor a que el otro se enfade o porque les da vergüenza, aunque luego suele pasar factura en forma de evitación o de reproche. Es decir, o se evita hablar del tema porque hay sensación de inferioridad o uno reprocha internamente a la otra persona, pensando que es obligación del otro acordarse y devolverlo. Como un enfado mudo. Créeme que ese malestar emocional es más costoso que los propios vestidos con todos sus zapatos.

Mira la situación como cotidiana, sin dramatizar ni "terribilizar". Puede que se enfade o no, pero lo importante es que puedas hablar, dar la oportunidad de solucionar las cosas y que en el fondo te encuentres más cómoda con ella. Si lo abordas de forma directa y afectuosa, es más probable que obtengas lo que quieres y que fortalezcáis la relación.

Incluso esto te puede servir como entrenamiento para futuras ocasiones en las que te resulte incómodo pedir algo. Atreverse a pedir un favor, a decir que no, a que le cambien el plato en un restaurante, etc…son ejemplos de situaciones en las que tener entrenada la habilidad de hablar de forma respetuosa y clara, es una gran ventaja. Es lo que en psicología llamamos ser asertivo. ¡Siempre es buen momento para empezar!

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Paula Martínez