Trucos que funcionan

Cómo quitar contracturas (o aliviarlas rápidamente)

Cuando sientas dolor en una zona localizada que te impide moverte con normalidad y te resta calidad de vida, pon en práctica estos consejos.

nacho benavides
Nacho Benavides

Periodista especializado en cocina, hogar y decoración.

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¿Qué es una contractura?

Una contractura muscular es un agarrotamiento continuado e involuntario del músculo o algunas de sus fibras que aparece al realizar un esfuerzo. Se manifiesta como un abultamiento de la zona, que implica dolor localizado y alteración del funcionamiento del músculo.

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Diferentes tipos de contracturas

Según Manuel Rozalén, doctor en Fisioterapia y director de Fisioserv, lo primero antes de tratar de quitar contracturas es definir qué tipo de contractura es, ya que dependiendo del tipo se debe actuar de un modo u otro. Las hay de aparición brusca por un sobreesfuerzo, o crónicas, por mantener posturas poco recomendables día tras día. En ambos casos, el reposo relativo (moverse sin dolor) es muy útil.

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Frío para las contracturas bruscas

Si la contractura es brusca y con un dolor agudo es mejor aplicar frío en la zona contracturada por su efecto analgésico.

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Calor par las contracturas crónicas

Por el contrario, si la contractura es crónica, mejor aplicar calor en la zona agarrotada por su efecto relajante. El calor ayuda a relajar la contractura muscular y tiene un efecto suavemente analgésico. Para hacerlo, puedes usar una ducha de agua caliente, una manta eléctrica, un saco térmico de semillas o un parche térmico que se vende en farmacias.

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¿Estirar o no estirar?

Depende. Si es una contractura brusca que se acaba de producir es mejor no hacerlo porque el músculo está muy irritado. Pero si es crónica o ya ha pasado un rato desde que se ha producio, sí que los estiramientos pueden ser convenientes, pero siempre y cuando no aparezca dolor. Una sensación de que tira o de ligera quemazón mientras se estira va bien, pero nunca un dolor exacerbado.

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Baño relajante

Es otra de las formas para quitar una contractura o aliviarla. Para que sea más efectivo, llena la bañera con agua a unos 36º y añade sal gorda y gotas de un aceite esencial relajante como el de lavanda, por ejemplo. Sumérgete y relájate hasta que el agua empiece a enfriarse.

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Date un masaje

El masaje hace que llegue más cantidad de sangre a la zona contracturada ayudando a que se recupere el tejido. Pero es importante que el masaje lo aplique un masajista o fisioterapeuta titulado, porque si no se trabaja la zona adecuadamente se puede agravar el problema en vez de resolverlo.

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Aplícate una cataplasma de arcilla

No necesitas recurrir a un profesional, la puedes hacer tú misma. ¿Cómo? Mezcla arcilla roja con un poco de agua hasta obtener una crema espesa y aplícala en la zona contracturada entre media y una hora, un par de veces al día.

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Mantente activa

Incluso cuando no puedas estirar es recomendable hacer ejercicio cardiovascular (ir en bicicleta o patines, correr, nadar...).

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Visualiza el relajamiento

Túmbate, cierra los ojos, lleva tu atención a la zona que te duele y visualiza cómo se relaja poco a poco.

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No te automediques

Nunca tomes medicinas por tu cuenta. Los relajantes musculares son medicamentos que crean adicción rápidamente, por lo que hay que pautar bien su administración. Y sobre todo, no los mezcles con otros medicamentos, aunque sean simples analgésicos, porque puede provocar una reacción no deseada.

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Respiración consciente

Túmbate (a poder ser en el suelo) y respira de manera que lleves mentalmente el aire a la zona afectada, para que se relaje. 

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Y si fuera ciática...

Si es un dolor que baja por la nalga, la pierna y llega incluso al pie, podría ser ciática. En ese caso, descubre qué puedes hacer para aliviarla y prevenirla.

Las nudos o abultamientos dolorosos que sentimos a veces en la espalda u otras zonas de la musculatura del cuerpo no son otra cosa que una contractura muscular, una dolencia muy común que no suele ser grave.

¿Qué es una contractura?

Consiste en una contracción exagerada e involuntaria de las fibras de uno o más músculos. Suele aparecer al realizar un esfuerzo y entre los síntomas más habituales está el endurecimiento o inflamación de la zona, junto con la aparición de dolor y alteración del funcionamiento del músculo.

Causas de la contractura

  • Las posturas repetitivas, forzadas y sostenidas en el tiempo, como aguantar el teléfono con la oreja y el hombro, estudiar con la cabeza muy agachada, estar mirando el móvil todo el día...
  • Las posturas inadecuadas, como doblar la espalda sin inclinarse para coger más peso de la cuenta.
  • Los esfuerzos superiores a los que se está habituado a realizar.
  • Los estiramientos bruscos. Como defensa para evitar la rotura de las fibras musculares, el músculo se contrae.
  • El frío también puede provocar una contracción defensiva que, si se mantiene mucho rato, puede desembocar en una contractura.
    El sedentarismo. La falta de actividad hacer que los músculos sean más propensos a sufrir contracturas a la que se produce un pequeño esfuerzo.
  • El estrés, la ansiedad y las tensiones pueden causar reacciones en el cuerpo que pueden derivar en rigidez y tensiones musculares que desemboquen en una contractura.
  • La deshidratación, o la falta de magnesio y potasio. Para funcionar, las células de los músculos requieren agua, glucosa, sodio, potasio y magnesio. Si eres de las que se olvidan de beber suficiente agua, aquí tienes trucos para beber más agua (sin darte cuenta).
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¿Cómo se pueden prevenir las contracturas?

  • Calentar antes del esfuerzo. El calentamiento es una de las formas más eficaces de evitar las contracturas.
  • Estirar los músculos después de hacer ejercicio. Los estiramientos y un buen trabajo de flexibilidad facilitan la recuperación del músculo después del esfuerzo.
  • Evitar posturas forzadas o inadecuadas. Hay muchoshábitos -aparentemente– inocentes que provocan dolor de espaldao contracturas como, por ejemplo, girarte para coger el papel higiénico.

Aviso: Si tu contractura dura más de 5-7 días consulta a un especialista.

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