Paso a paso

Cómo curar ampollas sin que tu piel sufra ni te duela mucho

Normalmente, aparecen por el roce repetitivo pero otras veces por algo grave. Te explicamos cómo curarlas bien y cuándo hay que ir al médico

Como curar ampollas

Pies dañados con bailarinas 

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Una ampolla es una lesión de la piel que la mayoría de las veces se produce por el roce con un zapato. Aunque se trate de un problema común, no es extraño que cometamos algunos errores cuando queremos curar la ampolla. Por ello, y de la mano de la doctora Norma Doria Carlin, miembro del Grupo de Trabajo de Dermatología de la SEMERGEN, te explicamos qué debes hacer para sanarla y si debes preocuparte cuando aparece.

¿Qué es una ampolla?

Una ampolla es una acumulación de líquido, a veces, sanguinolento, que se produce normalmente por el roce o la fricción. Esta pequeña burbuja que aparece en la capa más superficial de la piel, la epidermis, es un mecanismo de defensa para proteger las capas más internas.

Las ampollas más frecuentes son las que aparecen en los pies.

¿Por qué salen?

Su aparición puede deberse a varios factores. Algunos requieren una revisión médica:

  • Pie de atleta. Es una patología típica en los pies de deportistas y debido a la excesiva humedad que se acumula en la zona. Como se puede propagar, es aconsejable que un profesional explore la piel para administrar un tratamiento lo antes posible.
  • Espolón calcáneo. Es el crecimiento del hueso del talón y que genera un roce excesivo con el calzado.
  • Quemaduras. Por el sol, por químicos o por calor se pueden producir ampollas que necesitan control médico para evitar una infección.
  • Otras infecciones o reacciones. Algunas dermatitis, infecciones como la varicela o reacciones alérgicas también son causas de la aparición de ampollas.

¿Pueden aparecer por algo grave?

Aunque no es lo más habitual, hay ocasiones en las que las ampollas son la señal de un problema de salud y hay que consultarlo con un especialista en dermatología. Por ejemplo, cuando existen antecedentes familiares de enfermedades ampollosas hereditarias o si aparecen por causas inmunológicas.

  • Epidermolisis ampollosa. Es una enfermedad hereditaria de pronóstico grave que genera ampollas en la piel como causas que en principio no tendrían que generar lesiones: rascarse, por calor o incluso por aplicar una tirita.
  • Eritema multiforme. La aparición de ampollas se debe a una causa infecciosa o farmacológica (hipersensibilidad).
  • Pénfigo. Es una patología que produce ampollas y que se manifiesta por causas inmunológicas. Se trata de una enfermedad rara que se caracteriza por la aparición de ampollas dolorosas, sobre todo, en la boca. Ante la duda, acude pronto al médico para que pueda administrar un tratamiento, que suele ser con corticoides e inmunosupresor.

Cómo curar una ampolla sin dañar la piel

En la mayoría de los casos las ampollas se curan solas. Pero podemos hacer que sanen más rápido:

  1. Limpia la zona. Lávate las manos y mantén la zona bien limpia y desinfectada. Los lavados con agua y jabón son suficientes.
  2. Seca bien. Hazlo con gasas y, posteriormente, aplica un antiséptico como la clorhexidina o la povidona yodada. No uses alcohol.
  3. Aplica un apósito para ampollas. Vigílala diariamente, aplica el antiséptico y cúbrela con apósitos especiales para ampollas, ya que favorecen la cicatrización. No lo quites hasta que este se desprenda. Evita tirar de él en la dirección contraria a la piel para no romperla. Cuando el apósito se despegue, vuelve a limpiar la ampolla y cúbrela con otro nuevo hasta que se cure.
  4. No la explotes. Está comprobado que el líquido que contienen las ampollas ayuda a la creación de la nueva capa de piel y protege contra infecciones, por lo que se recomienda no explotarlas, por riesgo a que se infecten.
  5. Acude al centro de socorro. Si la ampolla te molesta mucho y es muy grande, acude a un centro sanitario para que la traten.

Cuándo hay que drenarla

Se recomienda hacerlo cuando es más grande de 3 cm y si se encuentra en una zona muy dolorosa. Es aconsejable que lo haga un médico o enfermero y en condiciones de asepsia para evitar microorganismos que puedan infectar la herida.

Si lo vas a hacer tú misma, ten esto en cuenta:

  • La zona de la lesión debe estar previamente bien lavada con agua y jabón y desinfectada.
  • Utiliza agujas estériles para el drenaje.
  • Pincha solo una vez, en uno de los laterales de la ampolla, para que salga el líquido.
  • Con ayuda de una gasa estéril presiona la ampolla para vaciarla.
  • Una vez vacía, con otra gasa estéril aplica una pomada antibiótica y, posteriormente, cubre con una venda o apósito para evitar infecciones.
  • La porción de piel que queda nunca se debe arrancar. Se secará y se caerá sola una vez que la herida esté curada.

¿Se pueden prevenir las ampollas?

​Debido a que la mayoría de ellas aparecen en los pies y se debe al roce de la piel con los zapatos, especialmente, si los estrenamos o llevamos mucho tiempo sin ponérnoslos (por ejemplo, con el cambio de estación) se puede evitar que aparezcan siguiendo estos sencillos consejos:

  • Utiliza calcetines: siempre que estrenes zapatos o cuando hagas el 'cambio de armario' llévalos unos días por casa y usa calcetines.
  • Pies siempre secos: la humedad favorece la aparición de ampollas, por ello, es importante que antes de calzarte te asegures de que están bien secos, sobre todo, si vas a dar largas caminatas. Evita también usar calcetines que no se adapten a pie y provoquen arrugas dentro del calzado.
  • Utiliza apósitos para ampollas: colócalos en las zonas de mayor roce o en las áreas de presión. Con ellos, protegerás la piel y podrás evitar que la fricción dañe la epidermis.