Gracias pero no

20 frases para decir no sin sentirte culpable

A veces acabamos aceptando cosas con las que no estábamos de acuerdo porque nos da apuro o vergüenza negarnos. Para que no te vuelva a pasar eso, te damos ideas y claves para aprender a decir no.

laura hernandez web clara
Laura Hernandez Tornil

Periodista especializada en belleza y moda

Actualizado a

1 / 21

¿Por qué cuesta tanto decir no?

¿Asumes con frecuencia compromisos o responsabilidades que hubieras preferido rechazar? Si la respuesta es sí, sigue leyendo, porque vamos a darte ideas de frases y las claves para que entrenes tu capacidad de decir no. Te garantizamos cuando dices el primer NO, el segundo será mucho más fácil. 

2 / 21

Sé educada

Gracias por pensar en mí, pero no puedo.

3 / 21

Tus sentimientos, lo primero

Preferiría no hacerlo.

4 / 21

El cansancio siempre funciona

Te voy a tener que decir que no, he tenido una semana muy dura.

5 / 21

O la agenda llena

No puedo ir porque ya tengo otro compromiso.

6 / 21

¿A que me entiendes?

Gracias pero no, ya sabes que no soy mucho de esas cosas.

7 / 21

Ofrécete para más tarde, nunca sucederá

Ahora no puedo hacerlo, pero el mes que viene podemos volver a hablar.

8 / 21

Me duele más a mí que a ti

Me sabe súper mal, pero no voy a poder.

9 / 21

En modo negociación

No lo veo claro, ¿y si mejor lo planteamos de esta manera?

 

10 / 21

Es mi credo

Gracias pero no, tengo por norma no salir a cenar entre semana.

11 / 21

Hazle sentir culpable

Lo siento pero no, prestar dinero no es algo con lo que me sienta cómoda.

12 / 21

Si aún no lo sabes

Déjame pensarlo y mañana te digo algo.

13 / 21

Demuestra que te importa

Tengo muchas ganas de verte, pero ese día es imposible.

14 / 21

Te leo la mente

Sé que no es la respuesta que estabas esperando, pero me temo que tengo que decir no.

15 / 21

En el trabajo

Es un proyecto muy interesante, pero si quieres que lo haga tenemos que ordenar las prioridades.

16 / 21

La salud, lo primero

Llevo un par de días que no estoy fina, creo que me quedaré en casa.

17 / 21

Rechazo compartido

Ya he tenido que decir no a 3 planes para este finde, ¡qué pena!

18 / 21

En verdad, te hago un favor

Prefiero decirte que no que hacerlo mal.

19 / 21

Ya estoy comprometida

Le he prometido a mi madre / amiga / marido / hijo que pasaría más tiempo con él/ella este fin de semana.

20 / 21

No eres tú, soy yo

Eres genial (o la propuesta es genial), pero ahora mismo no es mi momento.

21 / 21

Simplemente...

NO

Es solo una sílaba, pero no siempre que deseamos pronunciarla somos capaces de hacerlo, sobre todo cuando sentimos que con ello vamos a defraudar las expectativas de otra persona. Si ante este tipo de situaciones prefieres traicionarte a ti misma antes que contrarias a los demás, estás renunciando a tu libertad y cayendo en una actitud que puede acabar siendo muy dañina para tu equilibrio interior.

La buena noticia es que se puede aprender a decir no, y, de hecho, es adictivo. Cuanto más lo dices, más liberada y más fácil te resulta hacerlo. Es muy útil tener coletillas preparadas como las frases para decir no que te hemos planteado en la galería de arriba.

Es importante ir trabajando esta capacidad porque las personas que suelen tener dificultades para plantear una negativa tienden a dar más validez a las opiniones y emociones ajenas que a las propias y detrás de esa tendencia se esconde una baja autoestima. Aprender a decir no sin sentirte culpable es uno de los primeros pasos para subir el autoestima.

ser feliz consejos habitos 1225

Artículo relacionado

depende de ti

12 hábitos fáciles para ser más feliz

Mamen Lorenzo

Claves para decir que no elegantemente

  • Guarda las formas. Cuando nos sentimos inseguros tendemos a adoptar actitudes bruscas o impertinentes. Es más fácil que nos entiendan si nos mostramos educados.
  • Sé honesta. No tienes por qué dar una excusa, y menos inventarla. Estás en tu derecho de decir que algo no te apetece. Por otro lado, si mientes, lo más seguro es que la otra persona se dé cuenta y se moleste.
  • Muéstrate tranquila. La seguridad es siempre la mejor estrategia. Intenta hablar de forma relajada aunque firme.
  • Propón otra alternativa. Siempre existen diferentes formas de encarar una misma situación. Ayuda a encontrar otras soluciones que satisfagan a ambas partes.

3 errores a evitar cuando dices no

  • Precipitarte. Si en ese momento no estás segura de lo que debes responder, antes de adquirir un compromiso incómodo pide un tiempo para pensártelo.
  • Justificarte. Una cosa es dar una breve respuesta tipo “ya tengo otro compromiso” y otra perderte en explicaciones que acabarán sonando a excusa.
  • Pedir perdón. Una escueta disculpa es suficiente. Si te excedes y pasas a pedir perdón, implícitamente estarás asumiendo una responsabilidad que no es tuya.

Se puede aprender a decir no

Nuestra personalidad influye a la hora de encarar este tipo de situaciones en las que hemos de dar una respuesta concreta. Pero nuestra reacción también responde a un comportamiento aprendido. Si hemos tenido experiencias negativas con anterioridad, tenderemos a buscar la solución más cómoda o menos comprometida (que no siempre significa la mejor) y cada vez reafirmaremos más esta actitud. Pero si, por el contrario, nos atrevemos a decir “no” una primera vez, la siguiente nos resultará mucho más fácil.

¿Por qué nos cuesta tanto decir que no?

  • Evitamos el conflicto. Cuando decimos “no” en cierta manera estamos enfrentándonos al entorno o a la persona que tenemos delante. Sin embargo, aunque en ese momento es mucho más cómodo ceder, a la larga esta actitud nos perjudicará.
  • Queremos gustar. Sentimos que si decimos “no” defraudaremos a la otra persona y, en el peor de los casos, seremos rechazados. Pero ¿y qué hay de nosotros? ¿No tenemos la obligación de ser fieles a nosotros mismos y de no autoengañarnos?
  • Creemos no tener derecho. Es uno de los síntomas más claros de falta de autoestima. En nuestro yo más profundo consideramos que las prioridades ajenas son siempre mucho más impor- tantes que las nuestras.
  • No valoramos nuestra opinión. Aunque tengamos sobrados argumentos para negarnos, consideramos que estos no tienen tanta validez como los que presenta la otra parte, y subestimamos así nuestro criterio.