¡mímate!

Cómo disfrutar de la vida sin sentirte culpable

Te tienes que poner en el centro de tu vida, tu bienestar debe ser la prioridad número uno. No es una actitud egoísta, sino necesaria para aquellos que te rodean.

como aprender a disfrutar
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Laura Pérez Llorca

Directora Digital de CLARA.

Actualizado a

Pregúntate, ¿te permites disfrutar? El trabajo, los hijos, las tareas de la casa… siempre tenemos algo que hacer, nuestra agenda está llena de obligaciones. ¿Cuánto tiempo de tu día es realmente para ti?“Nos han enseñado a vivir muy deprisa, y en muchos casos, a priorizar las necesidades de los demás por encima de las nuestras. Esto nos impide disfrutar y, además, es dañino para nuestra salud física, mental, emocional y espiritual”, explica Rut Nieves, autora del libro Naciste para disfrutar (Ed. Planeta). Irte de cena con tus amigas, hacerte la manicura, pedir a tu pareja una tarde libre para quedarte en casa viendo una serie… son situaciones en las que priorizamos nuestro placer, pero cuando lo hacemos, nos sentimos culpables. Rut Nieves es tajante: “Tenemos que reeducarnos y enseñarnos que merecemos disfrutar, experimentar el placer y aprender a sentirnos en paz con ello”.

Señales de que no estás disfrutando lo suficiente

  • Eres incapaz de desconectar. Tu cerebro no para de planificar, preocuparse y resolver problemas.
  • Te sientes abrumada.El día a día es demasiado, como si estuvieras haciendo malabarismos.
  • Saltas a la mínima. Todo te parece irritante y parece que el mundo está en tu contra.
  • Dolor y molestias. El dolor porque sí no es normal. Si notas cualquier cambio en tu cuerpo ve al médico ya.
  • Cancelas planes. No a los que te da pereza ir, sino que pospones una visita médica porque tienes otras cosas que hacer, por ejemplo.

Aprender a cuidarte

Puedes pensar que no tienes tiempo, pero no es así, simplemente mantenemos unos hábitos adquiridos. El tiempo para ti no surge espontáneamente, sino que hay que buscarlo. Haz una lista de siete cosas que te gusta hacer, no hace falta que sean grandes proyectos: tomar un café leyendo una revista, ponerte una mascarilla, salir a pasear, irte de compras para ti… Cuando tengas las siete, asigna una a cada día de la semana con su tiempo correspondiente. Y sobre todo, cúmplelo: estas citas contigo misma son igual o más importantes que ir a hacer la compra.

Identifica las pequeñas cosas que te hacen feliz e incorpóralas a tu rutina diaria.

¿Y de dónde saco el tiempo?

Vale, ¿y qué dejo de hacer para tener tiempo para mí misma? Necesitamos cambiar nuestras creencias y ponernos en el centro. Tú tienes que ser tu prioridad, por mucho que tengas un trabajo, una pareja y una familia que atender. No es que los descuides, sino que a partir de ahora tú también eres importante. Sé honesta contigo misma y toma decisiones sobre tu vida. Seguro que hay tareas que puedes compartir con tu pareja u otras personas; si odias tu trabajo o te quita demasiadas horas, intenta cambiar; que tu casa esté siempre perfecta no es una necesidad; o incluso, plantéate si quieres ir a todos tus compromisos sociales. Y recuerda, como dice Ana Kovacs, psicóloga perinatal, “cuando uno dice que no, puede ser que los demás se enfaden. Eso es asumir las consecuencias. Es muy difícil contentar a los demás y a ti a la vez”.

Actitudes que te impiden disfrutar

  • Culpa. Nada de lo que hacemos parece suficiente. “Debería” es una palabra que hay que erradicar de nuestro lenguaje. Tú no eres la responsable de la felicidad de nadie, solo de la tuya.
  • No pedir ayuda. Las personas no estamos diseñadas para ser autosuficientes, no hace falta que cargues con todo. De la misma manera que a ti no te molesta ayudar a los demás, pide lo mismo tú.
  • Hablarte mal. Tendemos a que nuestro diálogo interno se base en reproches: esto lo hice mal, fulanita es más guapa que yo, podría haberme esforzado más… Como se suele decir, háblate como lo haría tu mejor amiga.
  • No tomar decisiones. Es la principal arma para combatir el sentimiento de culpa. Decide qué quieres hacer y qué no y sé consecuente. No contentarás a todos, pero tu agenda y tu bienestar lo agradecerán.
  • No conocerte. Saber cómo eres y detectar tus comportamientos automáticos evita precisamente eso, actuar en piloto automático. Se trata de entender el porqué de todo lo que haces y piensas. Es el primer paso para ser más seguras y cuidarnos emocionalmente.
  • Complacer a los demás. Detrás de intentar tener contento a todo el mundo se esconde que la aprobación de los demás dirige nuestra vida. Si antepones los deseos de los demás a los tuyos estás creando un caldo de cultivo de resentimiento, agobio, culpa y presión.
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Cuidarse no es egoísta

En los últimos años, el concepto de autocuidado emocional ha empezado a sonar con fuerza en el ámbito de la salud mental. En esta línea, encontramos libros como Kindfulness, de Padraig O’Morain (Roca Editorial), o Proyecto Self-care, de Jayne Hardy (Ed. Zenith). El autocuidado no se basa en ducharse cada día o en comer bien –esto lo damos por supuesto–, sino en quererse lo suficiente para cuidarse a una misma. Si no tienes un concepto de ti lo bastante bueno, puede que dejes que otros se aprovechen de ti o que vuelques toda tu energía en el bienestar de los demás y ya no quede nada de energía para el tuyo. Así que el primer paso es darte el valor que mereces: eres fantástica y suficiente.

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Ideas para disfrutar para todos los gustos

  1. Desayunar leyendo
  2. Comprar flores frescas
  3. Cocinar tu plato favorito
  4. Ir al cine tú sola
  5. Hacerte la manicura
  6. Darte un masaje
  7. Disfrutar de un baño, velas y música
  8. Estirar 3 minutos cuando te levantes
  9. Apagar tu móvil durante toda una tarde
  10. Hacer una siesta
  11. Pintar, escribir, dibujar
  12. Pasear 30 minutos por un parque
  13. Decir no 3 veces al día
  14. Llamar a tu madre, hermana o a una amiga
  15. Salir a cenar con tus amigas