1. Una cena ligera no significa no cenar
Puede que quieras perder algún kilo y decidas cenar un caldito y ya está. ¡ERROR! La cena debe ser ligera, sí, pero también equilibrada y llevar proteína, verdura, fruta (si es cocida mejor) y carbohidratos. Por ejemplo, puedes tomar una crema caliente de verduras, pescado blanco a la plancha y compota; o hummus ligero con crudités, tortilla francesa y un yogur 0%. En el #RetoClara encontrarás muchas ideas más.
2. Toma el postre más tarde
Nos gusta disfrutar de algo dulce después de comer pero intenta esperar al menos una hora tras la cena. De esta manera, alargarás las "ganas de comer" y si te entra apetito, siempre podrás darte el premio en forma de yogur, compota, helado...
3. ¡No engullas!
Tómate tu tiempo para cenar y evita hacerlo delante de la televisión o mientras lees, trabajas, etc. Si no tomas conciencia de que estás comiendo, tu cerebro no se dará por aludido y no se saciará del todo, por lo que seguirás teniendo hambre aun cuando acabes de cenar. Esto lo puedes aplicar también al mediodía.
¿Es verdad que comer rápido engorda?
4. Cierra la cocina
Una vez que hayas terminado de cenar y de tomarte el postre, cierra "formalmente la cocina". Como si de un restaurante se tratase, vacía el fregadero, lava los platos, recoge y guarda todos los alimentos en su sitio, apaga las luces y cierra la puerta. No vuelvas a entrar hasta el día siguiente. De esta manera, evitarás la tentación y no picotearás galletitas, palitos...
5. Tu amigo el chocolate
Si terminas la cena con una onza de chocolate negro –a partir de 80%–, aumentarás la producción de serotonina y te ayudará a mantener controladas las ganas de seguir comiendo o picotear después. Además, al percibir el dulzor del chocolate, tu boca "manda" un mensaje al cerebro diciéndole que por hoy ya has terminado de comer.
6. Distráete
Encuentra una actividad que te mantenga distraída –y entretenida– y que no tenga relación con la comida. Lee un libro o tu Revista CLARA, mira una película o ese nuevo programa de televisión que querías ver, sal a dar un paseo o consulta tus webs favoritas. ¡Será por actividades!
7. Y respira...
Aunque pueda parecer absurdo, cuando te entre esa hambre voraz, respira. Dedica un par de minutos a respirar profundamente con los ojos cerrados. De esta manera, te lo pensarás bien y decidirás si realmente quieres comer más, si tienes sed –muchas veces confundimos una cosa con la otra– y quieres beber agua o si ya es hora de irte a la cama y solo era ansiedad. No te pierdas estos trucos para ser más lista que el hambre.
8. Y si nada de esto funciona, tómate una infusión
Hemos dicho infusión, no té, que lleva cafeína. Las tisanas son calmantes y al ser calientes "tranquilizan" a nuestro estómago ya que envían más señales de saciedad al cerebro que la bebidas o comidas frías. Esto puedes aplicarlo a cualquier comida: empieza siempre con una taza de caldo casero desgrasado, te calmará el apetito inicial y evitará que comas demasiado después.
10. No te olvides de merendar
La merienda es muy importante porque consigue que lleguemos a la cena con menos hambre y no nos atiborremos antes de ir a dormir. Pero claro está, tampoco te pases porque si llegas a la cena sin hambre, no cenarás o tomarás algo muy ligero, por lo que a media noche o antes de acostarte te entrará un hambre voraz que te llevará a picotear.
Te contamos por qué es importante merendar si no quieres engordar.
¿Te has dado cuenta de que siempre que te apetece picar algo después de cenar nunca –o casi nunca– quieres algo "saludable"? Para la "recena" siempre nos apetecen dulces, alimentos calóricos y sin ningún aporte nutricional... Para que esto deje de suceder y tu dieta no se resienta, hemos seleccionado los 10 trucos infalibles que te ayudarán a evitar el picoteo incontrolable después de cenar.
Una cena equilibrada
De nada sirve tomar verdura cocida y pollo a la plancha si dos horas más tarde te estás muriendo de hambre y arrasas con el armario de las "guarrerías". Es mejor que hagas una cena completa –en la galería te contamos qué debe llevar la cena ideal– y quedarte saciada hasta la mañana siguiente que cenar poco porque quieres controlar tu peso y luego comer galletas con chocolate.
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Date un capricho
Mamen Lorenzo
No te des premios
"Me lo merezco porque hoy he ido al gimnasio". "He trabajado mucho, me he ganado una chocolatina". "Estoy muy estresada, voy a tomarme un bote de palomitas". Súper error. De vez en cuando está bien darte algún capricho, pero el problema reside en si lo haces cada día con cualquier excusa. Evita las tentaciones y date premios una vez a la semana.
Hay alimentos que, en lugar de quitarte el hambre, ¡hacen que tengas más apetito!
Alimentos traidores
Además, debes tener en cuenta que existen muchos alimentos que no te quitan el apetito sino que hacen que tengas aún más hambre y ansiedad por comer. Por ejemplo, el azúcar estimula la producción de endorfinas –las moléculas "del placer"–, lo que genera bienestar inmediato pero que dura bien poco, ya que le sigue un bajón que genera sensación de hambre y hace que quieras comer más.
Síndrome del comedor nocturno
Si tu problema no es que te mueres por picar después de cenar sino que te despiertas a media noche con un hambre tremenda y "limpias" los armarios, quizá tengas el síndrome del comedor nocturno. Identifica los síntomas y ponle remedio.
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Marina Blanco