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Calorías escondidas en los alimentos

Light, ligero, bajo en grasa... No te dejes engañar por estos conceptos. A veces, un plato que piensas que es ligero ¡puede ser una bomba!

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Mamen Lorenzo

Directora de Estrategia Digital

Actualizado a

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No es ligero todo lo que reluce

Ojo con los productos light. No significa que sean alimentos poco energéticos, sino que contienen un 30% menos de calorías que en su versión original.

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Los alimentos "bajos en grasa"

Por 100 g, deben tener menos de 3 g en caso de sólidos y menos de 1,5 g en líquidos. Si indica que es sin grasa, no debe tener más de 1,5 g en sólidos ni más de 0,75 g en líquidos. A pesar de esto, son más altos en azúcar o sal que en su versión original para compensar la pérdida de sabor debida a la reducción de la grasa.

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Y los "sin azúcar"

Que un alimento no tenga azúcar no significa que no aporte calorías. Estos deben tener menos de 5 mg. Para reconocer cómo aparece en el etiquetado fíjate en palabras como jarabe, melaza, concentrado de fruta, fructosa, sacarosa o aditivos como E-955, entre otros. Si lleva fructosa en lugar de azúcar podría llegar a contener las mismas calorías o incluso más.

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Sin sal... ¿seguro?

En la etiqueta de los productos bajos en sodio, debería indicar una cantidad menor de 0,12 g, es decir, menos de 0,25 g de sal por 100 g. Y si la etiqueta indica que tiene más de 0,55 g de sodio (o más de 1,25 g de sal) entonces es que es muy salado.

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No todas las ensaladas son iguales

Te dices que vas a comer solo una ensalada para bajar de peso, pero ¿cuál? Aquí te contamos las diferencias que existen entre los tipos de ensalada más habituales. ¡Te sorprenderás!

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¿Tomas muchas conservas?

Estas conservas suelen ser de pescados grasos (atún, bonito, sardina) y se hacen con otra grasa (aceite de oliva o vegetal). Por lo tanto, su aporte energético es alto debido a la cantidad de grasa que contienen. De todos modos, si no abusas, también tienen beneficios, ya que al añadir aceites se aumentan las grasas omega 3 y la vitamina B3. 

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Pan blanco

El pan blanco, igual que la pasta, la repostería o la bollería industrial, suele hacerse con harinas blancas, que al refinarse pierden una serie de capas donde está la fibra de los cereales. Elige siempre la versión integral.

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Barritas... ¿snacks ligeros?

Las barritas de cereales parecen tentempiés ligeros, pero en realidad la mayoría están hechas a base de harinas refinadas y mucho azúcar, por lo que son muy calóricas. Estas se incluyen en los 5 alimentos "sanos" que deberías dejar de tomar en tu desayuno.

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Lácteos, ¿enteros o desnatados?

La mejor opción es la versión semi. Si solo miramos las calorías, la leche desnatada ganaría por goleada (72 kcal frente a las 136 de la entera). Sin embargo, hay estudios que demuestran que la grasa de los lácteos puede ser beneficiosa para el corazón, así que la semidesnatada puede ser una buena elección.

¿La leche es buena o mala?

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Bebidas a base de té o café

El té o el café tienen pocas calorías, pero las bebidas envasadas a base de té y café suelen contener muchos azúcares y, por lo tanto, muchas calorías. 

Descubre las calorías que tiene cada café y elige el que más te conviene.

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Los zumos, siempre naturales

Opta siempre por la versión casera, te ahorrarás calorías y azúcares añadidos.

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¿Dónde más hay grasa oculta?

Somos conscientes de la piel o la grasita del pollo (o la de la carne y el jamón) ya que se ve y la podemos retirar fácilmente antes de cocinarlo. Sin embargo, en los productos envasados no somos tan conscientes de ella. De hecho, se calcula que esta es el 60% de la grasa que consumimos. Esta grasa “oculta” está en la bollería, los precocinados, etc.

No te quedes con el nombre de lo que comes: ensalada, light, bajo en grasa... porque detrás de estas palabras que nos hacen pensar en una alimentación ligera, puede haber más calorías de las que te imaginas. Te contamos más...

  • Productos light. No significa que sean alimentos poco energéticos, sino que contienen un 30% menos de calorías que en su versión original.
  • Bajos en grasa. Por 100 g, deben tener menos de 3 g en caso de sólidos y menos de 1,5 g en líquidos. Si indica que es sin grasa, no debe tener más de 1,5 g en sólidos ni más de 0,75 g en líquidos. A pesar de esto, son más altos en azúcar o sal que en su versión original para compensar la pérdida de sabor debida a la reducción de la grasa. No convienen ni a la salud ni a la figura.
  • Alimentos “sin azúcar”. Que un alimento no tenga azúcar no significa que no aporte calorías. Estos deben tener menos de 5 mg. Para reconocer cómo aparece en el etiquetado fíjate en palabras como jarabe, melaza, concentrado de fruta, fructosa, sacarosa o aditivos como E-955, entre otros. Por ejemplo, si lleva fructosa en lugar de azúcar podría llegar a contener las mismas calorías o incluso más.
  • Sin sal. En la etiqueta de los productos bajos en sodio debería indicar una cantidad menor de 0,12 g, es decir, menos de 0,25 g de sal por 100 g. Y si la etiqueta indica que tiene más de 0,55 g de sodio (o más de 1,25 g de sal) entonces es que es muy salado.

No todas las ensaladas son iguales

Te dices que vas a comer solo una ensalada para bajar de peso, pero ¿cuál? Una verde tiene solo 181 calorías, pero una rusa podría llegar a las 569 calorías. La diferencia sale cara. Una ensalada puede ser una opción ligera o tener incluso más calorías que una hamburguesa doble con queso, según los ingredientes y el aliño que le pongas. Ojo con el aderezo porque si te pasas estarás tomando una bomba calórica disfrazada de lechuga. Cada cucharada de aceite –ya sea de oliva, girasol, maíz...– son 90 kcal. Mejor medir la cantidad antes de aliñar.

¿Tomas muchas conservas?

Estas conservas suelen ser de pescados grasos (atún, bonito, sardina) y se hacen con otra grasa (aceite de oliva o vegetal). Por lo tanto, su aporte energético es alto debido a la cantidad de grasa que contienen. De todos modos, si no abusas, también tienen beneficios, ya que al añadir aceites se aumentan las grasas omega 3 y la vitamina B3. Puedes tomar las conservas al natural (en agua y sal), con tomate o en escabeche. De todas formas, revisa las etiquetas.

Pan blanco

El pan blanco, igual que la pasta, la repostería o la bollería industrial, suele hacerse con harinas blancas, que al refinarse pierden una serie de capas donde está la fibra de los cereales. Por ello, estos alimentos nos aportan calorías que el organismo convierte fácilmente en grasa. Si se consumen de forma habitual y en grandes cantidades, pueden dar lugar a una resistencia a la insulina, la antesala de la diabetes.

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Barritas… ¿snacks ligeros?

Las barritas de cereales parecen tentempiés ligeros, pero en realidad la mayoría están hechas a base de harinas refinadas y mucho azúcar, por lo que son muy calóricas.

Lácteos, ¿enteros o desnatados?

La mejor opción es la versión semi. Si solo miramos las calorías, la leche desnatada ganaría por goleada (72 kcal frente a las 136 de la entera). Sin embargo, hay estudios que demuestran que la grasa de los lácteos puede ser beneficiosa para el corazón, así que la semidesnatada puede ser una buena elección. Lo mismo que tomar uno de los yogures que consumas al día entero y el resto desnatados.

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Dra. Mª Isabel Beltrán Margarit

Bebidas a base de té o café

El té o el café tienen pocas calorías, pero las bebidas envasadas a base de té y café suelen contener muchos azúcares y, por lo tanto, muchas calorías. Lo mismo pasa con zumos con azúcar añadido. Opta siempre por la versión casera.

¿En qué otros alimentos se esconde la grasa?

Somos conscientes de la piel o la grasita del pollo (o la de la carne y el jamón), ya que se ve y la podemos retirar fácilmente antes de cocinarlo. Sin embargo, en los productos envasados no somos tan conscientes de ella. De hecho, se calcula que esta es el 60% de la grasa que consumimos. Esta grasa “oculta” está en la bollería, los precocinados, etc.